domingo, 14 de julio de 2013

SEGUNDA RUTA POR LAS CALLES DEL PAPEL DE SEDA


De Martín Lutero King a la Cruz

Por Juan Carmelo Luque, Cronista oficial de la Villa
        La calle Martín Lutero King, primorosamente engalanada con sus dos arcos tradicionales, resulta  la más coqueta del recorrido, ayuda a ello también su angostura y el corto trazado. De lo que no hay duda es de su estilo, que recuerda los años de esplendor de aquella decorativa y efímera arquitectura  de la década 1963-1973.
         Aunque la familia Rivera Luque al completo está inmersa en el compromiso de mantener la tradición lo más ajustada al estilismo de aquellos años, es Francisco Manuel Rivera Luque el responsable y quien se cuida del colorido y el diseño  decorativo. Su madre Dora Luque y su Hermano Raúl, se encargan de recabar el importe del presupuesto entre el vecindario  para llevar adelante un proyecto que este año no subirá de  125 €. El cabeza de familia, Juan José Rivera, tiene bajo su responsabilidad la manipulación del papel de seda y el corte del mismo para sacar la materia prima de donde saldrán las  flores y la decoración de los arcos. Dado su exiguo vecindario solo cuentan con la colaboración de Amparo Jesús Monge Cabrera, Dora y Raúl para hacer flores. Francisco Manuel, que también confecciona flores, se encarga de atarlas y formar las 20 tiras que cubrirán el recorrido  con dos airosas guirnaldas a cada lado. Otras flores vestirán los arcos y los 9 palos que se plantan para engalanar la calle como caprichosos arboles de fantasía.
Uno de los muchos  problemas a los que se enfrentan, al igual que todos los organizadores que se responsabilizan de vestir las calles, es el de la falta de espacio como almacén provisional para las tiras de flores confeccionadas y el almacenamiento durante el año de los palos y otros materiales. En este caso, el almacén utilizado para guardar los palos durante el año y temporalmente las flores elaboradas, es la cochera que la familia tiene alquilada.
         Y llegó el día de vestir la calle. Para esta labor y posterior desmontaje cuentan con la ayuda de Samuel Ruiz Gazquez, José Alonso Monge, Ángel Medina y su padre Manolito Medina.
         Es recomendable que la visita de esta calle se haga  de noche para valorar, por un lado, la labor empleada y su exquisito diseño y por otro,  disfrutar del encanto que presenta al rememorar la tradición de aquellas calles  de arcos intermedios, decorados con la delicadeza del papel de seda hecho flor de agosto.  



Calle San Miguel y la Cruz del Plato
Al final de la calle San Miguel, en la plazoleta sin nombre que todos los castillejinos conocen como La Cruz del Plato, Miguel Ángel Rodríguez Luque estará gustoso en confirmar  que lo dicho aquí es tan cierto como su desvivir por mantener la tradición de vestir las calles –como aquí se dice- para las fiestas Patronales de agosto. Naturalmente porque él, gestor y artífice, al igual que otras personas de nuestro pueblo,  sigue velando por mantener esta tradición  popular.
         Cada año, como otras personas hacen en su calle, decide el colorido y estilo que lucirá la calle San Miguel y la Cruz, si ese año no se decide vestir todas las calles y plazas del mismo color, como el pasado  2012 para conmemorar el Cincuentenario. Recaba el importe del presupuesto que el año anterior ascendió 171,08 €, se aprovisiona del material necesario y da comienzo la corta y el picado  del papel que distribuye entre las  personas que se dedicarán a la confección de las flores. Posteriormente el papel de seda, transformado en delicadas florecillas temporales, volverá a sus manos para, con ellas, elaborar las tiras o guirnaldas que decorará la calle.
         La colaboración está relativamente cercana en el vecindario,  cuenta con Loli Rodríguez del Valle, Isabelita Herrera, Guadalupe Luque, su esposo Manuel Padilla y Mariqui Borrego Cárdenas cuando está en el pueblo y en el clan familiar, su madre Florentina Luque Romero y sus hermanas Keti y Esperanza. Este equipo  es el responsable de la metamorfosis del papel de seda en flores para San Miguel y La Cruz del Plato. También  la prima María Victoria Luque Luque y su esposo Raúl Vera, que además de hacer flores cortan y amarran.
Pasado dos meses de trabajo en la manipulación del papel y el hilo, de idas y venidas, de llevar y traer, de gestionar el espacio donde almacenar las tiras etc., a Miguel Ángel le llega el momento de sacar y pintar los 23 palos,  almacenados durante el año en el local de Dieguito (antes de Paquita Hierro). Y otro año más  el montaje, el trabajo más duro y de escalera. Para ello se cuenta con Manuel Padilla, Raúl Vera, sus hijos Raúl y Pablo y el mismo Miguel Ángel; ellos plantan los palos, tiran los alambres de uno a otro y montan la estructura de la capilla en el monumento a la Cruz. Posteriormente, cuando llegue la familia de La Rioja (los riojanos como familiarmente les llama Miguel Ángel), aportaran su ayuda para colgar las tiras de guirnaldas de palo a palo con una experiencia adquirida de varios años atrás. En la tarde interminable de vestir la calle se cuenta, como en otras calles, con la colaboración de las hermanas Amparo y Ana María Ríos –nadie sabe cómo y cuándo pero llegan a estar en tres calles en la misma tarde-.  También, los hijos de Ana María y sus amigos, aprovechando  que vienen a vestir el remolque aportan su ayuda.
Antes de finalizar la calle San Miguel, cuando las aceras se separan para dar espacio a esa plaza sin nombre que és La Cruz del Plato, detén tu paseo para recrearte en la capilla que cobija al monumento porque, aunque de efímera construcción, presume de un exquisito gusto con sabor de los años 60 y 70 del pasado siglo XX.

Costumbres y tradiciones 023
Castilleja del Campo, domingo 14 de julio de 2013