Una tradición tres veces recuperada
Por Juan Carmelo Luque, Cronista oficial de la
Villa
Dicen las crónicas de nuestro pueblo que allá por
los años 20 del siglo XX nació una costumbre popular, la de engalanar con guirnaldas de flores de
papel y farolillos las dos plazas donde las cruces en mayo se celebraban. Veinte años
después, en los difíciles años de la primera mitad de la década de los 40, un puñado de jóvenes de la época retoma
aquella costumbre de vestir plazas y calles, esta vez para las populares
fiestas de agosto, por donde pararían en procesión las imágenes de la Virgen del Buen Suceso y
el Arcángel San Miguel nuestro Patrón. Así, en esta oscilante onda donde los picos aparecen
cada 20 años aproximadamente, llegamos a 1962. Sería en toda la década de
los 60 cuando no solo se mantiene lo que ya es tradición, sino que llega a su
más alto cenit como decorativa
arquitectura de efímero papel de seda. Arte y estética nunca más igualado en el engalanado de calles y plazas de Castilleja
del Campo.
Tras
una acusada decadencia y olvido, és en la segunda década de este siglo XXI
cuando renace un nuevo impulso en el
exorno de las calles, al menos en tres de ellas, donde se manifiesta una evolución por retomar el estilo tradicional. Me refiero al monumental
arco de portada que, desde hace tres años, levantan en la calle Cuatro de
Diciembre; los arcos intermedios y unidos
por guirnaldas que continúan montando en
la calle Martín Lutero King y al final de la calle San Miguel, la capilla que
reviste el monumento a la Cruz.
En
la Actualidad, cuando han pasado más de 70 años desde que se vistieran las
calles por primera vez para las fiestas de agosto, la tradición sigue viva
gracias a unos vecinos -muy pocos- (apenas
un 2.70% de la población de entre 18 y 60 años). Unas personas que sacrifican
tiempo de su tiempo, empleando esfuerzo y dedicación, no siempre reconocido ni
valorado, para que no caiga en el olvido esta tradición de nuestros
antepasados. Cuanto sacrificio, cuanta entrega, que cantidad de amor a este
cachito blanco de la baja Andalucía que les vio nacer. ¡Que gran Suceso! Desde
el cielo azul de nuestra bendita tierra, la Virgen los contempla sonriente y
los alienta y San Miguel los defiende de dudas y desfallecimientos y como gran
Guerrero que és les arenga: ¡Adelante, siempre adelante!
Pondremos
nombre y apellidos a estas personas y a los vecinos que prestan su colaboración,
dedicando una serie de artículos para
poner en valor lo anteriormente descrito. Desde esta tribuna aconsejaría que
paseáramos por las diferentes calles engalanadas de nuestro pueblo, no
solo para disfrutar de las mismas, sino para
valorar el trabajo y labor que unos vecinos realizan de forma altruista para mantener las tradiciones, la
imagen y la proyección de nuestra localidad y nuestras populares Fiestas Patronales.
Opinión del Cronista 013
Castilleja del Campo, lunes 1 de julio de 2013