miércoles, 25 de noviembre de 2020

25 DE NOVIEMBRE 2020, AÑO DEL COVID-19

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa. 

La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual. Por ello, cada 25 de noviembre se celebra el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”. En este 2020, año marcado para la historia por la pandemia del coronavirus, han sido CUARENTA las mujeres asesinadas  hasta la fecha, según datos de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. De estas 40 víctimas en España, 8 mujeres fueron asesinadas en Andalucía (5 menos que el año anterior). Una lacra social de la que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, dado el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas. El ejemplo de esto último se encuentra en una estadística fechada el 31 de octubre, en ella se afirma que del total de víctimas de este año, 30 de esta mujeres no habían presentado denuncias precias por sufrir maltrato ni violencia de género. Lamentable.

En este sentido y respetando todas las normas  y medidas de seguridad, sociales y sanitarias, impuesta por la pandemia de covid-19, el Ayuntamiento de Castilleja del Campo, el Punto de Igualdad y Atención a la Diversidad Municipal y la Asociación de Mujeres “Campo de Tejada”, con la colaboración del Área  de Cohesión Social e Igualdad de la Diputación de Sevilla, abrió este año un extenso programa de actividades para conmemorar el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres.

Este año son siete las jornadas de actividades programadas para la ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA HACA LAS MUJERES, coordinadas por Paqui Domínguez (PIM). Comenzaron el pasado martes 17 de noviembre con el “Taller de Arte Social Reivindicativo”, donde las personas participantes pintaron de color morado calzados de niños, hombres y mujeres, de todos los modelos y edades, con el fin de reflejar que la violencia de géneros se da en cualquier contexto. También elaboraron un cartel con un lema de concienciación sobre la temática.

En la mañana del viernes 20,  en el colegio de enseñanza infantil “Juan de Mairena”, se realizó una  actividad de coeducación “Paso a pasitos, todos juntitos”, impartida por el Técnico de Juventud, Misael Rodríguez. Los más pequeños, muy atentos, disfrutaron con el cuentacuentos de la historia de “Coco y Platanita”. Una amena actividad, a medidas del alumnado, para que los niños y niñas se eduquen y crezcan en igualdad.

Por problemas técnicos, la actividad del  día 23 fue pospuesta para el día siguiente. Así el martes 24, continuando con la campaña contra la violencia de género, en puerta del ayuntamiento, se instaló la original “Escultura Social” bajo el título “Arte sin Barreras”, a la que dio forma el material elaborado en el taller del día 17. Un símbolo reivindicativo que permanecerá expuesto toda la semana, como actividad de concienciación de la lucha contra la violencia de género.

El conjunto expositivo simboliza que hay una puerta para dejar atrás la violencia. Los zapatos,  pintados con el morado de la violencia,  representan a las víctimas de género, no solo a las mujeres que la viven en primera persona, también hijos, padres, hermanos y amigos de las víctimas sufren con esa violencia. La puerta significa la liberación, pasar a actuar contra la violencia de género, dejar atrás el maltrato y los asesinatos, de ahí que los zapatos (las víctimas), al otro lado de la puerta, se liberan del color morado de la violencia.

El mismo día se inauguró una exposición temporal con el título: “Realidades de la Violencia de Género”. Formada por distintas pancartas con fotografía realizadas por los vecinos y vecinas de nuestro pueblo, su temática se centra en las diferentes manifestaciones de violencia. En ellas se muestra el compromiso ante un problema que padece, de forma tan importante, en nuestra sociedad. La obra expositiva estará colocada en diferentes espacios de nuestra localidad hasta fin de mes.

El Seminario: “Usando la red en familia”,  incluida en la campaña de sensibilización de Diputación de Sevilla: “Contra la Violencia hacia las mujeres”, fue amulado por falta de participación, puesto que al ser una actividad realizada “online”, son muchas las personas sin acceso a las nuevas tecnologías.

Y llegamos al día conmemorativo, el 25 de noviembre. Este año y por imposición de la pandemia, como ya se ha citado, el “Manifiesto Contra la Violencia de Género”, leído por la Concejala de Igualdad, doña Ana Isabel Moreno Rodríguez y publicado desde la Delegación Municipal de Igualdad a través de las redes sociales. Durante la mañana, y con motivo de la celebración del 25N, se entregará un obsequio representativo del evento que podrás recoger en los comercios locales.

El jueves 26 a las 17:00 horas se procederá a la Clausura del Club de Lectura que se ha venido desarrollado a lo largo del mes de octubre en su VIII edición. Un taller con temática de género en el que ha leída la obra “La Vida Entera” de Julián Quintanilla.

Para finalizar el programa de actos, actividades y talleres conmemorativos del 25N de 2020, año del covid-19, nada mejor que hacerlo con la infancia.  El viernes 27, en el citado CEI Juan de Mairena, nueva actividad, bajo el epígrafe: “Paso a pasito, todos juntitos”. Esta vez se celebrará una divertida  Gymkana de coeducación infantil, con la finalidad de que, niños y niñas en su temprana edad, conozcan conceptos como el respeto, la igualdad y la educación en la no violencia. Esto es crecer en valores para el futuro.

Crónica 155. Castilleja del Campo, martes 24 de noviembre de 2020

martes, 17 de noviembre de 2020

DESPOBLAMIENTO DE TEJADA LA VIEJA (y4)

 Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa

Con la hipótesis del abandono de Tejada la Vieja concluimos  la  trilogía, publicada con anterioridad, sobre la arqueología y la protohistoria del yacimiento.

La base de la ciudad y el motivo de su población dependían de una economía forjada por la explotación de las minas del entorno y el comercio con las colonias mediterráneas y sus rutas. El cambio producido en los agentes comerciales, que habían mantenido el monopolio comercial en estas colonias durante siglos,  hizo que Tejada perdiera su esplendor y, paulatinamente, entrara en una crisis económica  a partir de la segunda mitad del siglo VI a. C., y aunque puede mantener la actividad minero-metalúrgica con minerales más pobres y menos rentables, este fue el principio del fin del despoblamiento de la ciudad.  También influyó la continuada relación con otras culturas y el  descubrimiento de los productos agropecuarios que ofrecía la rica y cercana campiña. Esto modificaría el estatus social y el cambio de las actividades económicas, diversificándose entre la minería, la agricultura y la ganadería.

Pero el sentamiento tenía los días contados. En la primera mitad  del siglo IV a. C., la ubicación de este núcleo ya no era idónea y vieron la necesidad de un traslado de la población hacia la campiña, sin que se hallen elementos que indiquen algún tipo de violencia que justifique su abandono. Los estudios indican que el abandono fue lento y pacífico, al no hallarse restos que indujeran a pensar que se produjeron incendios o una ocupación hostil o violenta por parte de otros pueblos. El escaso ajuar hallado nos lleva a pensar que, en cuanto al abandono final de la urbe, sus habitantes se llevaron consigo sus enseres y utensilios cotidianos para emprender una nueva vida en otro lugar.

La hipótesis de un traslado a la extensa campiña, no  descarta  que el nuevo asentamiento poblacional se produjera en el lugar que, años después, se levantara la romana “Tucci”, (Tejada la Nueva). Un emplazamiento situado a una legua aproximadamente (5 Km) de la ciudad tartesia, pasando así de la zona de montañosa  a las tierras llanas y fértiles de la campiña. Una posibilidad verosímil por la riqueza que presenta el enclave: un inmejorable nudo de comunicaciones, puesto del control visual de un amplio territorio y una tierra fértil, atravesada por cursos fluviales esenciales para la prosperidad de la agricultura, la ganadería y los propios seres humanos. Allí comenzaría a forjarse una historia: el nacimiento de la cultura del nuevo pueblo Turdetano.


Historia 077. Castilleja del Campo, martes 17 de noviembre de 2020

martes, 10 de noviembre de 2020

ARQUITECTURA Y URBANISMO DE TEJADA (3)

Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa

Este artículo sobre Tejada la Vieja nos acerca a la arquitectura y el urbanismo de la urbe de la mano de dos especialistas en arqueología, Carmen García Sanz y Jesús Fernández Jurado, director del proyecto. (Sección de Arqueología  de la Diputación de Huelva).

A pesar de las sucesivas excavaciones llevadas a cabo en este yacimiento protohistórico solo se conoce el último momento de la ocupación. La situación geográfica del asentamiento explica el porqué de las dimensiones que presenta el yacimiento de Tejada la Vieja. Desde sus inicios, uno de los ejes de la actividad económica de sus habitantes, estaba relacionado con las actividades de la minería y metalúrgica efectuadas en el área de Aznalcollar. Por lo tanto el núcleo de la población se situó en el paso entre la zona minera y el ámbito costero donde se localizaban los centros metalúrgicos y comerciales (1).

Sin más dilación vamos a conocer la arquitectura de Tejada, comenzando por los  Edificios viviendas. Según el estudio de los arqueólogos citados, los tipos de edificios poseen habitaciones cuadrangulares con estructuras construidas con piedras, pizarras o calizas, poco trabajadas, sin que pueda afirmarse la utilización de mortero en su construcción, aunque no se descarta  el uso de la arcilla. La Cimentación de los zócalos de los muros, de aproximadamente un metro de altura por 50 cm. de grueso, consiste en el embutido en tierra de la primera hilada de piedras, levantando a continuación del zócalo las paredes de tapial o adobes. Un tipo de construcción similar a otros yacimientos de época tartésica. En cuanto a los pavimentos, en general se encuentran realizados con tierra batida, aunque en otros se encontraron pavimentados  con pequeñas lajas de pizarra, un material  que abunda en la zona. Sus dimensiones, aspecto exterior y la presencia de abundante número de ánforas en su interior, descubre la posibilidad de considerar estas construcciones como viviendas.

Las cubierta de las edificaciones, de las no se conservan restos, estarían formadas con materiales vegetales y, en otras ocasiones, con lajas. Evidencia lo dicho la cantidad de pizarras halladas en el interior de algunas viviendas. Este caso explica la construcción de pilares construidos en piedra dentro de las estancias para soportar el mayor peso de este estilo de techumbre. Estos pilares de planta cuadrada también se localizan en  la calle, como una especie de galería cubierta en  un  espacio  de la vía pública, junto a  los muros de las edificaciones. La organización interior de estas viviendas, al parecer, contaba con un espacio abierto interior de donde se accede a las estancias mediante vanos, definidos por los umbrales construidos con lajas de pizarra de gran tamaño.

Edificios almacenes. Además   de  estas  “viviendas” aparecen otras construcciones realizadas en piedra y pizarras muy bien trabajadas, de mejor y más cuidada factura. Tienen planta rectangular, siendo mayores que las citadas viviendas, con muros de mayor anchura a los descubiertos hasta la actualidad en este yacimiento. En su interior se hallaron restos de piedras posiblemente  de los pilares citados anteriormente en las viviendas. Este tipo de habitaciones ocupa una zona excavada por el Dr. Blanco en 1974, sacando a la luz un edificio de 19,50 metros de largo por 16,50 de ancho, siendo interpretada la construcción como un edificio tipo almacén   (2). A partir de la excavación en otra área por el arqueólogo Fernández Jurado en 1986, el hallazgo de abundantes ánforas y las mayores dimensiones que presentaban, estas edificaciones pueden considerarse que su función era el almacenaje o de un edificio multiusos. Estas estancias se comunican entre ellas a través de vanos interiores, en una distribución interna cerrada al exterior.

Estructuras circulares. En una zona de paso y uso público se encontraron estructuras de planta circular, construidas con zócalos de piedra, pizarra y cantos. Al encontrase en su interior gran cantidad de elementos cerámicos se considera que pudiera ser hornos de producción cerámica. La ubicación de estos hornos en la calle y sus características, confirma su uso alfarero. Y aunque su forma y dimensiones son similares a los hornos metalúrgicos, no se hallaron en el entorno restos de mineral ni escoria de fundición. Por otro lado, tampoco hay restos de cenizas, tierra quemada, etc. Esto  hace pensar que los posibles hornos de ceramistas pudiera tener  otros usos, así que no se descarta la de ser silos.

Tahonas. Entre las actividades cotidianas de las que se realizaban fuera de las viviendas, estaban las propias de manutención, como atestiguan unos hogares circulares de unos 90 cm. de diámetro, formado con arcilla rojiza muy limpia  que pudieron corresponder a tahonas. Igual que los hornos no se han conservado las cúpulas que cubrición. Al encontrarse ubicadas  fuera de las viviendas indica que era una actividad domestica de uso comunitario.

Lavadero de mineral. Junto a las  anteriores estructuras analizadas, en una zona hacia el sur y cerca de la muralla, aparecen otras construcciones muy anchas dispuestas en paralelo y cercanas entre sí, formando un espacio rectangular dedicado a las actividades minero-metalúrgicas que puede interpretarse como “lavadero de mineral”. Una construcción que presenta una estructura similar a las encontradas en las viviendas.


El urbanismo de Tejada. La ciudad presenta un urbanismo planificado que se desarrolla en base de las vías públicas que delimitas las distintas manzanas y otros edificios que componían la ciudad. Las calles presentan una anchura variable, alcanzando una de ellas los siete metros y no parece que estuvieran empedradas. Tan solo en las zonas de acceso a las viviendas aparecen lajas de pizarra que pudieran corresponder a estos empedrados, el resto están pavimentadas de tierra en las que se hallaron bastantes restos de material arqueológico. Al menos este pudo haber sido el entramado urbano a finales de la ocupación Turdetana en el siglo IV a.C. Por otro lado existen áreas especializadas y definidas por la actividad que en ellas prevalecen, definidas también por la propia planificación urbana. Por ejemplo hay zonas dedicadas a almacenes, separadas de las manzanas de viviendas y las zonas metalúrgicas cerca de la muralla. Por lo tanto, en el ordenamiento urbano llevado a cabo en Tejada la Vieja, parece definirse en áreas  con funciones concretas en el entramado económico y social. Manzanas de viviendas, zona de almacenes, edificios públicos, y el entramado industrial. Una estructura urbanística que refleja una importante organización social y especialización laboral entre sus pobladores, pero no nos permite conocer el mayor o menor rango de sus ocupantes.

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1.- FERNÁNDEZ JURADO, Jesús / GARCÍA SANZ, Carmen. “Arquitectura y Urbanismo de Tejada la Vieja”, (1989)

2.- A. BLANCO y B. ROTHEMERG. “Excavaciones de Tejada la Vieja”. Barcelona 1982.

 Nuestro agradecimiento a Damián Fernández-Gil Aguilar por cedernos sus fotografías

Historia 076. Castilleja del Campo, martes 10 de noviembre de 2020

 

lunes, 2 de noviembre de 2020

CAMPANILLEROS DE “TOSANTOS” Y FAROLES DE MELÓN

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa

Noviembre llega con todos los santos y los difuntos, los campanilleros y el vino, un mes con citas en el  refranero. “Bendito mes, que comienza con todos los santos y termina con San Andrés”. “Fiesta de San Andrés, cuando el mosto vino es”.

Pues bien aprovechando esta efeméride vamos a recordar, nuevamente, aquellas tradiciones perdidas a mediados del siglo XX. Eran los faroles de difuntos y los “Campanilleros de Tosantos”. Sí has leído bien, campanilleros de la “madrugá” del otoñal noviembre, no de la Navidad. Aquellos que salían por las calles, llenándolas de música y coplillas, despertando a sus vecinos durante los primeros nueve días del mes anterior a las Pascuas. Y los niños con faroles de melón. Aunque desaparecidas hace  más de sesenta años, aún quedan algunos vecinos que tengan vivencias de aquellas costumbres de nuestra cultura popular, los demás ni siquiera la conoce y son pocos los  familiares capacitados para recrearlas en transmisión oral. También, propia de este saber popular, la fabricación de faroles de melón en la víspera del día de los difuntos, objetos de iluminación elaborados a partir de un producto natural. Al melón, una vez vaciada su pulpa, se le perfora la corteza hasta hacer los huecos por donde, una vez terminado, proyecta la luz interior. Las figuras: estrellas, caras y otros elementos decorativos surgen de la imaginación personal.   Así, en los atardeceres de noviembre, niños y otros más  mayores en pandillas, visitaban al vecindario portando aquellos faroles. En sus recorridos visitaban las casas y  pedían el aguinaldo de “Tosantos”: los frutos secos de temporada.

Para los nacidos después de 1955, la  mayoría de la ciudadanía local, el melón solo es otra fruta más y los campanilleros que conocen se viven en el entorno navideño de diciembre, ante un nacimiento, los pestiños y el anís. A todos ellos, les remito a dos artículos de Cronista de la Villa publicado el 22 de octubre y 2 de noviembre de 2011. Allí descubrirán quienes eran los “Campanilleros en las madrugadas de todos los santos y difuntos de Castilleja del Campo.


El acompañamiento instrumental de aquellos campanilleros lo componía, además del acordeón de Antoñito Luque (el municipal), la  guitarra y las panderetas, el triángulo, la botella y el palillo; el cántaro y la alpargata y el instrumento más importante, la campanilla. Pero la esencia de aquellas rondas de música y canto estaba en sus letras. Por ello este recuerdo pretende recuperar y recoger aquí algunas de aquellas coplillas, muchas de ellas, la mayoría, hablaban de situaciones cercanas. Unas recuperadas de la sabiduría popular y otras compuestas por ellos mismos, como Eduardo Rodríguez Mantero que, además de llenar con su potente voz las frías madrugadas de noviembre, compuso varias letras. Ejemplo de ello es la siguiente,  dedicada a la religiosa Rosarito Tebas Rodríguez (hermana de Sara).

<<Sor María, madre religiosa / con su hábito blanco para el templo va / para pedirle a nuestra Patrona / que la ponga buena de su enfermedad>>.

<<En tu puerta está la campanilla / ni te llama ella ni te llamo yo, / que te llama la Virgen María / por boca de un ángel. / ¡Vaya que primor!  ¡Vaya que primor, vaya que primor! / En tu puerta está la campanilla / ni te llama ella ni te llamo yo>>.

<<A rezar el rosario a María / los campanilleros por la madrugá / me despiertan con sus campanillas / y con sus guitarras me hacen llorar. / Me hacen llorar, a las 4 o 5 de la noche / los campanilleros por la madrugá>>.

<<A la una o dos de la noche / iba San Cristóbal por medio del mar / con el Niño de Dios en los hombros / diciendo, Dios mío, ya no puedo más. / Ya no puedo más, ya no puedo más. / A la una o dos de la noche / iba San Cristóbal por medio del mar>>.

<<Alegría que ya viene el día / viene clareando los rallos del sol / y venimos a darles los días / a la Purísima y Limpia de la Concepción>>.

<<Son tus labios dos finos corales / y tus mejillas dos rosas encarnas / tus ojos brillan como luceros / y tu cara un ramo de azahar.

(Estribillo) “Tú me lo dirás, tú me lo dirás. / Si con esta copla en algo te ofendo / para en tu ventana no cantarla más>>.

“Campanilleros de "Tosantos” por las calles, música y coplillas durante la primera novena de noviembre, que se colaban en la madrugada de los sueños hasta que, dulcemente, despertaban a los vecinos.

Los campanilleros en la “madrugá” y, por las tardes, los niños en pandillas con faroles de melón, fue una costumbre popular que se celebraba en noviembre y una tradición en la que se respetaba a los difuntos. El paso del tiempo y la influencia anglosajona, han acabado con ella. Además incorporando a nuestra ancestral y rica cultura, elementos simbólicos referentes a la noche de difuntos: los horrorosos objetos propios de la fiesta de Halloween.

Tradiciones 061. Castilleja del Campo, lunes 2 de noviembre de 2020