lunes, 18 de mayo de 2020

LA CABALGATA DE REYES MAGOS DE 1995


Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
La comisión  “Amigos de los Reyes Magos”, comenzó con bastante antelación  (primeros de septiembre de 1994), a gestionar todo lo necesario para organizar la Cabalgata del año próximo.
Como siempre y más primordial, era buscar la  fórmula para financiar los fuertes gastos a los que se tienen que enfrentar, poniendo en marcha varias iniciativas con el fin de recaudar fondos. Organizaron dos eventos; el primero fue una comida para el día 24 de septiembre, una macro paella a la que estaban convocados todos los vecinos del pueblo. La segunda actuación, organizada con el mismo fin de alegrar la economía de las paupérrimas arcas, consistió en montar, para el día 14 de noviembre, un espectáculo en formato de “Festival de Variedades”, del que no disponemos de más información. Sin embargo si tenemos documentada información de los beneficios obtenidos en los citados  eventos. La comida arrojó un saldo positivo de 72.981 Ptas. y el espectáculo  un beneficio de 119.301 Ptas.
En la decoración y exorno de las carrozas intervinieron todos los componentes del grupo, siempre contando con Miguel Luque (Miguelito el carpintero) para el montaje de las carrozas y  Antonio L. Adorna (de Paquita) que colaboraba en la decoración.
En la antigua nave Municipal, los primeros días de enero se vivían tardes febriles ultimando el revestimiento con papel de seda las piezas que conformarían las cuatro carrozas de la cabalgata. Allí, montado en su “Vespino”, llegaba Miguelito con su maletín de herramientas, de los tres que tenía (según la faena requería de uno u otro). -¿Qué que hay que hacer aquí? -Acostumbraba a decir, a modo de saludo, cada día a su llegada- y emprendía el trabajo  del montaje. Las tres carrozas eran un rompecabezas de piezas de madera con formas de rectángulos, cuadrados y columnas. Módulos sueltos con los que, poco a poco,  él iba  ajustando, ensamblado y conformando cada una de las carrozas.
En este año volvieron a modificar los tronos, sobre todo en el colorido, pero manteniendo el estilismo y refinamiento del pasado año. Un diseño realizado con piezas (rizos y caracoles) procedentes del famoso arco que “Mauri” (de padres castillejinos y de profesión metalúrgico) construyó en 1963 para vestir la calle San Miguel en el entorno de la Cruz del Plato.
A la carroza de la estrella les retiraron las columnas que enmarcada al personaje, pero se mantiene la simbología con 5 estrellas en la trasera. Se viste toda de color rosa.
El trono de Melchor lucía de amarillo y blanco y el de Gaspar de celeste y blanco. Con esta modificación ambos pierden los apliques metalizados. La carroza de Baltasar, que se adornaba de naranja y blanco, mejoró las palmas de las cuatro palmeras y continuó luciendo sus placas plateadas que forraban la peana del trono.

Hortensia Luque Rufino, componente de la comisión gestora, representó al Rey Melchor; Rafael Borrego Cárdenas fue el Rey Gaspar y Manolo Gómez Caraballo (de Agustinito) dio vida al Rey Baltasar.
La carroza de la Estrella se llenó de alegría con la presencia de la encantadora Araceli Rodríguez Bejarano y sus damas acompañantes. Ellas, también jóvenes y encantadoras, fueron María Gracias Pérez Rodríguez, Amanda Cabello Gómez, María Muñoz Gil y Vanesa Galeano Monge.
En una tarde luminosa, de cielo azul sacado de la paleta de Murillo, el jueves 5 de enero de 1995 inició su recorrido la Cabalgata de la ilusión de Castilleja del Campo.
En ella, la remozada decoración de las carrozas, la vistosidad de su colorido y el nuevo vestuario que estrenaron los Reyes Magos, consiguieron ese año que se reavivara en la gente la esperanza en la continuidad. Un evento que ya contaba con  23 años de trayectoria y, al parecer, definitivamente consolidado.
Se admiraban los tronos con su nueva decoración y muchos vecinos, que no esperaban cambios en la carrozas en este año, (a lo largo de la década anterior solo se realizaron dos modificaciones)  entraron en comparaciones de estas con las del año anterior y el desacuerdo estaba servido.  
<<-Como las del año pasado ninguna. -Pues a mí, estas me gustan. -La decoración del año anterior tenía más estilo>>… Y como  siempre ocurre, porque hay gustos para todos, surgió la polémica.
Lo importante era cumplir los objetivos que tenían marcados sus organizadores y llegar a los más pequeños, hacerlos felices y mantener viva y limpia su inocencia. Y se cumplió, como todos los años, bajo la torre de la iglesia repartiendo juguetes e ilusiones para la mágica noche de Reyes Magos.
Esta Junta de “Amigos de los Reyes Magos” -como me he permitido bautizarla-, en los tres años que ya llevaba gestionando todo lo necesario para sacar los Reyes, puede considerarse como la más productiva, creativa y, posiblemente, la que más trabajo realizó. Porque, solo organizar los  dos eventos benéficos descritos ya entraña una gran dedicación y trabajo, además del montaje y organización de la cabalgata. Por otro lado hay que considerar que, además de las seis personas integrantes del grupo,  siempre contaban de forma esporádica con otros colaboradores. Aun así merecen todo el reconocimiento del  pueblo porque sin personas como estas ¿cómo mantener viva la tradición? Una fiesta dirigida a los más pequeños, solamente por ello merecen el aplauso de todos los vecinos de Castilleja del Campo.

Como cada semana, manteniendo el compromiso adquirido, Cronista de la Villa continuará publicando  la historia de los últimos Reyes Magos del siglo XX.
                                   
Historia 070. Castilleja del Campo, lunes 18 de mayo de 2020