Por
Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
La
comisión “Amigos de los Reyes Magos”,
comenzó con bastante antelación (primeros
de septiembre de 1994), a gestionar todo lo necesario para organizar la Cabalgata
del año próximo.
Como
siempre y más primordial, era buscar la
fórmula para financiar los fuertes gastos a los que se tienen que
enfrentar, poniendo en marcha varias iniciativas con el fin de recaudar fondos.
Organizaron dos eventos; el primero fue una comida para el día 24 de
septiembre, una macro paella a la que estaban convocados todos los vecinos del
pueblo. La segunda actuación, organizada con el mismo fin de alegrar la
economía de las paupérrimas arcas, consistió en montar, para el día 14 de
noviembre, un espectáculo en formato de “Festival de Variedades”, del que no
disponemos de más información. Sin embargo si tenemos documentada información
de los beneficios obtenidos en los citados
eventos. La comida arrojó un saldo positivo de 72.981 Ptas. y el espectáculo
un beneficio de 119.301 Ptas.
En
la decoración y exorno de las carrozas intervinieron todos los componentes del
grupo, siempre contando con Miguel Luque (Miguelito el carpintero) para el
montaje de las carrozas y Antonio L.
Adorna (de Paquita) que colaboraba en la decoración.
En
la antigua nave Municipal, los primeros días de enero se vivían tardes febriles
ultimando el revestimiento con papel de seda las piezas que conformarían las
cuatro carrozas de la cabalgata. Allí, montado en su “Vespino”, llegaba
Miguelito con su maletín de herramientas, de los tres que tenía (según la faena
requería de uno u otro). -¿Qué que hay que hacer aquí? -Acostumbraba a decir, a
modo de saludo, cada día a su llegada- y emprendía el trabajo del montaje. Las tres carrozas eran un
rompecabezas de piezas de madera con formas de rectángulos, cuadrados y columnas.
Módulos sueltos con los que, poco a poco, él iba ajustando,
ensamblado y conformando cada una de las carrozas.
En
este año volvieron a modificar los tronos, sobre todo en el colorido, pero
manteniendo el estilismo y refinamiento del pasado año. Un diseño realizado con
piezas (rizos y caracoles) procedentes del famoso arco que “Mauri” (de padres
castillejinos y de profesión metalúrgico) construyó en 1963 para vestir la
calle San Miguel en el entorno de la Cruz del Plato.
A
la carroza de la estrella les retiraron las columnas que enmarcada al
personaje, pero se mantiene la simbología con 5 estrellas en la trasera. Se viste
toda de color rosa.
El
trono de Melchor lucía de amarillo y blanco y el de Gaspar de celeste y blanco.
Con esta modificación ambos pierden los apliques metalizados. La carroza de
Baltasar, que se adornaba de naranja y blanco, mejoró las palmas de las cuatro
palmeras y continuó luciendo sus placas plateadas que forraban la peana del
trono.
Hortensia
Luque Rufino, componente de la comisión gestora, representó al Rey Melchor;
Rafael Borrego Cárdenas fue el Rey Gaspar y Manolo Gómez Caraballo (de
Agustinito) dio vida al Rey Baltasar.
La
carroza de la Estrella se llenó de alegría con la presencia de la encantadora
Araceli Rodríguez Bejarano y sus damas acompañantes. Ellas, también jóvenes y
encantadoras, fueron María Gracias Pérez Rodríguez, Amanda Cabello Gómez, María
Muñoz Gil y Vanesa Galeano Monge.
En
una tarde luminosa, de cielo azul sacado de la paleta de Murillo, el jueves 5
de enero de 1995 inició su recorrido la Cabalgata de la ilusión de Castilleja
del Campo.
En
ella, la remozada decoración de las carrozas, la vistosidad de su colorido y el
nuevo vestuario que estrenaron los Reyes Magos, consiguieron ese año que se
reavivara en la gente la esperanza en la continuidad. Un evento que ya contaba
con 23 años de trayectoria y, al parecer,
definitivamente consolidado.
Se
admiraban los tronos con su nueva decoración y muchos vecinos, que no esperaban
cambios en la carrozas en este año, (a lo largo de la década anterior solo se
realizaron dos modificaciones) entraron
en comparaciones de estas con las del año anterior y el desacuerdo estaba
servido.
<<-Como
las del año pasado ninguna. -Pues a mí, estas me gustan. -La decoración del año
anterior tenía más estilo>>… Y como
siempre ocurre, porque hay gustos para todos, surgió la polémica.
Lo
importante era cumplir los objetivos que tenían marcados sus organizadores y llegar
a los más pequeños, hacerlos felices y mantener viva y limpia su inocencia. Y
se cumplió, como todos los años, bajo la torre de la iglesia repartiendo
juguetes e ilusiones para la mágica noche de Reyes Magos.
Esta
Junta de “Amigos de los Reyes Magos” -como me he permitido bautizarla-, en los
tres años que ya llevaba gestionando todo lo necesario para sacar los Reyes,
puede considerarse como la más productiva, creativa y, posiblemente, la que más
trabajo realizó. Porque, solo organizar los
dos eventos benéficos descritos ya entraña una gran dedicación y
trabajo, además del montaje y organización de la cabalgata. Por otro lado hay
que considerar que, además de las seis personas integrantes del grupo, siempre contaban de forma esporádica con
otros colaboradores. Aun así merecen todo el reconocimiento del pueblo porque sin personas como estas ¿cómo
mantener viva la tradición? Una fiesta dirigida a los más pequeños, solamente
por ello merecen el aplauso de todos los vecinos de Castilleja del Campo.
Como
cada semana, manteniendo el compromiso adquirido, Cronista de la Villa
continuará publicando la historia de los
últimos Reyes Magos del siglo XX.
Historia
070. Castilleja del Campo, lunes 18 de mayo de 2020