lunes, 4 de febrero de 2013

PINCELADAS DE LA HISTORIA



                                          Castillo de Alpizar (Paterna del Campo)

Castilleja Islámica
Por Juan C. Luque Varela, Cronista Oficial de la Villa
Tras la caída de la mayor parte de la Hispania Romana en manos de los pueblos bárbaros (409/410 d. C.), Tucci/Ituci (Tejada) y toda su comarca entró en un periodo histórico de franca decadencia. Dicho periodo, que se prolongó durante el reinado Visigodo (416/429-711/712 d. C.), no ha sacado a la luz, hasta el momento, ninguna noticia o referencias de si se dieron avances, transformaciones o hechos históricos relevantes en los núcleos de población de la zona.
Lo que quedaba de la Tucci/Ituci hispano visigoda fue conquistada por Abén Meruán, según señala Abén Alcotía, a principios del siglo VIII (la conquista del Campo de Tejada se inició en el año 713), pasando a denominarse con el topónimo de Talyata. Subyugada por los árabes, siendo gobernador de Sevilla Abdalaziz, Talyata ganó en potencia, riqueza y cultura bajo su dominio, quizás más que en tiempos de  los romanos.
Como  se viene desarrollando en anteriores artículos, citados genéricamente como “Pinceladas de la Historia”, nuestra Castilleja del Campo ha formado parte del denominado Campo de Tejada, que, a su vez, ha sido considerado una zona especial dentro de la comarca natural del Aljarafe. Dicha comarca, aunque preexistente, toma personalidad propia en época de la dominación musulmana, cuyos geógrafos e historiadores son quienes le han dado su nombre y singularidad geográfico-histórica y, seguramente, también fueron los responsables de dar corporeidad al territorio que los reconquistadores cristianos han denominado, hasta nuestros días, como Campo de Tejada.
Y es que Tejada, conminada “la Nueva” para distinguirla de la ciudad prerromana que ya existiera  tiempo atrás, fue algo más que uno de tantos poblamientos existentes en la Península Ibérica de época preislámica, cuyos conquistadores árabes y norteafricanos la reconocieron como un lugar importante, tanto en lo poblacional como en lo económico, entendiendo que toda la tierra a su alrededor formaba una unidad. Llamaron a dicho territorio al-Basal, o lo que es lo mismo, “la (tierra) cebollera”, por los muchos y excelentes cultivos que de esta suculenta y nutritiva planta en ella se realizaban y que aquellos conquistadores mantuvieron.
Es cierto que Tejada era su cabecera, pero dicha población nunca habría alcanzado tan altas cotas de importancia, si no hubiese sido por la riqueza que le aportaban todas y cada una de las pequeñas alquerías rurales existentes en sus inmediaciones. Sería largo citar los nombres de todas y cada una de ellas, y que los musulmanes seguramente aumentaron. Fuentes de época inmediata a la Reconquista citan Escasena (actual Escacena del Campo), Machaniella/Mançaniella (Manzanilla), Chuçena  (Chucena), Paterna Fábula (Paterna del Campo), Onuius (actual Hinojos), Bulules (Bollullos del Condado). Conociéndose también Bulchena; Alcalá de Tejada; Benafic; Lapiçar; Ontugena; Bardajena; Carranchena; Espechilla; Leyrena; Gelorauz; Villanova o Villanueva de Anogaychet; Calabana; Yungar; Gerençena; Biçena; Xanis; Petronila; Sufre; Muçina; Cocaena; Sietfio; y Bilbiana, a las que, por descontado, habría que añadir otras muchas. Queriendo resaltar a nuestra Castilleja, no más importante que otras, pero ni mucho menos de menor entidad.
Castilleja, como se acaba de señalar era una más de aquellas alquerías, con pocos habitantes, rodeada de tierras de cultivo, donde abundaban olivares, higuerales y tierras calmas destinadas principalmente a la siembra del trigo. Pero su importancia no residía en sus campos ni en su riqueza agrícola; fundamentalmente era  su ubicación estratégica la que le confería su verdadero valor. Situada en lo alto de un cerro que domina buena parte de la zona suroriental del Campo de Tejada, fue elegida para albergar un castillo -de ahí su nombre-, no de excesivas dimensiones, desde el cual vigilar la seguridad de la tan importante Talyata, y controlar el tránsito de gente que transcurría por el no menos destacado camino que atravesaba sus tierras, comunicando las cercanas urbes de Isbiliya (actual Sevilla) y Labla (Niebla).
En principio llamaron “al-Qala” o “al-Bury Ibn Sumayd” a aquel lugar, en honor del posible constructor, o último poseedor, de tan destacada edificación, que era la realmente señera de aquel enclave, de quien desgraciadamente nada se sabe hoy día (ni siquiera estamos seguros de su verdadero nombre, mucho menos de que fuese quien financiase la construcción de aquella pequeña fortaleza, o se tratase de su último señor). Para hacernos una idea del tipo de castillo que pudo haber sido, nos remitiremos al castillo de Alpízar, en el cercano término de Paterna del Campo, pues si ambos hubiesen sido construidos al mismo tiempo, sería del siglo Xl. El cuerpo lo forman una edificación de planta cuadrada con dos patios de armas en el interior y cuatro torreones flaqueados en los vértices. Destaca en la fachada principal una bellísima portada de estilo Almohade.
Vista lateral de Alpizar 

El antiguo lagar y bodega de Manolo, “el Talabartero”, señalado en la actualidad con el número 20 de la C/ Antonio Machado, posiblemente la edificación más antigua de Castilleja del Campo, fue demolida a principio del año 2000, para construir su residencia los actuales propietarios. En la excavación aparecieron restos de antiguas construcciones: gruesos muros, cimentaciones y una pieza de considerable tamaño parecida a una gran roca que se dejó enterrada (posiblemente un sillar de construcción, aunque no se realizaron estudios ni análisis sobre lo descubierto). ¿Podríamos señalar este lugar como parte del solar sobre el que se levantaba aquel pequeño castillo que dio nombre a nuestro pueblo? Ya nada se puede hacer. Ceán Bermúdez, en su obra Antigüedades romanas de España (1832), afirma lo siguiente: <<La Villa de Castilleja del Campo tiene reliquias de población turdetana>>. Con más razón podemos aventurar la existencia de aquel castillo en lo que hoy es su casco urbano.   
Estos novedosos artículos -y los que se continuarán publicando- con el título genérico: “Pinceladas de la Historia”, son una pequeña aportación, un avance, un boceto de nuestras raíces; la obra que descubra nuestra historia en profundidad está por hacer, es un compromiso que El Cronista tiene marcado. Para ello se ha puesto en marcha un proyecto con el fin de realizar el estudio e investigación que saque a la luz, definitivamente, la historia de nuestro pueblo. “La historia de Castilleja del Campo de Tejada”.
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Historia 008. Castilleja del Campo, lunes 04 de febrero de 2013