Por Juan C. Luque Varela, Cronista
oficial de la Villa
En este tercer tranco contemplaremos
el efecto del paso del tiempo y las obras de reparaciones, mejoras y
nuevas construcciones, llevadas a cabo en la iglesia de Castilleja del Campo a
lo largo del siglo XIX.
Tan solo 70 años después de la construcción del nuevo templo, siendo beneficiario único, el cura D. José
María Díaz, hallamos documentos que dejan constancia de nuevas obras en la
iglesia debido a su mal estado.
Entre otros
desperfectos, el edificio contemplaba problemas en la cubierta. En el interior
se hallaron daños en la estructura de madera con partes podrida y carcomida por
la humedad. Daños grabes en varios paños del artesonado en la nave principal,
en las capillas del Sagrario y Bautismal y grietas en bóvedas y cielos
rasos. La torre también presentaba daños
en la escalera interior y en el alicatado exterior.
En el informe de las
actuaciones ha realizar se cita, como hemos visto, el mal estado del artesonado
del Sagrario. Esta capilla, que no aparecía en la memoria de construcción de la
iglesia tras el terremoto de Lisboa, es evidente que fue una ampliación
ejecutada a principios del siglo que estamos tratando.
Según un escrito del
Procurador Mayor, dado en Sevilla el 23 de marzo de 1831, el Ilustrísimo Sr.
Deán y Cabildo de la Iglesia Catedral de Sevilla, tras el informe y posterior
proyecto realizados por D. Santiago de la Llosa y D. Joséf Francisco Pérez,
maestros mayores en las obras de albañilería y carpintería de las iglesias de
Sevilla y su Arzobispado, autoriza la obra en la Iglesia Parroquial de
Castilleja del Campo [1].
Atendiendo la memoria de ejecución, se llevaron a cabo
las siguientes obras:Restauración total de
la cubierta previa reposición de la armadura de madera, que en
muchas partes
está podrida. Reposición del artesonado en mal estado y tablazón en varios
paños, tanto en la nave principal como en las capillas del Sagrario y
Bautismal. En la sacristía y oficinas solo se recompusieron los cielos
rasos. Saneado de la bóveda de la
Capilla Mayor que se encontraba quebrantada y despegada de los muros. Reconstrucción de la
escalera interior de la torre y, aprovechando
esta obra, colocaron una portezuela con
cerrojo y cerradura para el acceso al tejado desde el interior de la citada
torre y reposición del alicatado de la aguja chapitel. Reparación general de los muros que presentaban
desconchados por dentro y por fuera. Para terminar reparando las tres puertas
de acceso a la iglesia, en sus faldamentas y goznes.
La obra fue ejecutada
por el maestro D. Josef Escacena, por un importe de 28.200 reales de vellón.
En la capilla de la
Hermandad (en la que ya moraba la Virgen del Buen Suceso), no se realizaron
ninguna reforma por encontrarse en buen estado.
El pavimento de la nave
–que sí estaba muy deteriorado– tampoco se reparó atendiendo el informe de los
maestros mayores del Arzobispado.
<<De la solería no se habla, a pesar de
estar muy mala, porque están haciendo los enterramientos dentro de la Iglesia,
teniendo un cementerio contiguo que, aunque no muy grande, es lo suficiente para el vecindario que tiene el
pueblo [2]>>.
Posteriormente, en el
último tercio del siglo XIX, la parroquia volverá a meterse en obras siendo
cura único y beneficiado D. Ramón de Paz
y Gómez. Este solicitó al Arzobispado licencia para nuevas obras consistentes
en arreglar fallos en la cubierta de la nave principal y de las capillas, poner
nuevo techo en la sacristía y cuarto almacén y solar con ladrillos el interior
de la nave. Se volvió a reparar la escalera de la torre y el cuerpo de campanas y se pavimentaron
los porches y gradas de accesos.
La obra, desarrollada
en dos fases, tuvo un importe de 3.176 reales la primera, ejecutada en 1871 y por
la segunda fase, realizada en 1877, se abonaron 950 reales.
Estas obras, ejecutadas
cincuenta años después de la gran obra anterior, pudieron estar provocadas por
el mal estado del pavimento de la nave. Este se hallaba cubierto con un
esterado de esparto que se levantaba para hacer las inhumaciones. También, como
se ha visto en el informe que los maestros de fábricas del Arzobispado
presentaron al Sr. Deán y Cabildo de la Catedral en 1831, ya hacía referencia al
mal estado del pavimento de la nave debido a los enterramientos.
Estos continuaron
produciéndose a pesar de la Real Cédula de Carlos III de 3 de abril de 1787,
que vino a cambiar en España los lugares de enterramientos. En él se prohibían los
cementerios situadas dentro de los núcleos urbanos y los enterramientos en el
interior de las iglesias. Dada la falta de higiene y salubridad características
de las inhumaciones, que provocaban la aparición de enfermedades que se
propagaban rápidamente entre la población [3].
En Castilleja del
Campo, según hemos visto documentado, desde el siglo XVIII se permitía las
inhumaciones en el interior de la iglesia previo pago de un impuesto, aunque el
cementerio se hallase aledaño a la misma. Ello daba lugar a que el suelo del
templo estaba continuamente levantándose para proceder a estos enterramientos. En
el caso de nuestra localidad el traslado del cementerio se llevo a cabo en el
último tercio del siglo XIX. Y en la iglesia, también por esa fecha, se optó
por pavimentar toda la nave para terminar con la mala imagen que presentaba hasta
entonces las esteras el suelo.
Llegados a este punto
vamos a citar las actuaciones ejecutadas desde agosto de 1889 a octubre de
1901, época en la que D. Manuel de Paz Gómez fue cura propio de la única
parroquia. En su tiempo se realizaron las obras de solar la sacristía, el presbiterio
y la capilla del Buen Suceso. Se construyó el coro en alto, a los pies de la
nave, sobre una estructura de hierro
forjado y se colgaron tres campanas en la torre.
En las obras ejecutadas
en el siglo que estamos tratando, por dos veces se ha mencionado diferentes intervenciones en la torre y su campanario,
pero nada se ha dicho de las campanas, que atendiendo a su fecha de fundición,
la primera en colocase fue en 1852 Por
ello he considerado de interés dar a conocer, al menos, algunos datos como sus
nombres, fecha de fabricación y otros.
La campana de levante
(Este), de nombre: “Ora pro nobis Sancte Michael Archangel”, se fundió a
expensas del pueblo en 1852, siendo cura beneficiado, D. Vicente Martín Paredes. Alcalde de la
villa, D. Antonio Arenas y escribano público D. Vicente Rodríguez.
Las otras se colgaron
en los años que D. Manuel de Paz Gómez estuvo de párroco (1889 – 1901).
La gran campana de la
parte Norte (la del reloj) de nombre: “Ora pro nobis Ntra. Sra. del Rosario”,
salió de la fundición de Antonio Ruiz y Alfredo Villanueva en 1892.
En 1896 está fechada la
pequeña campana de volteo, colocada en el lado Sur.
Y terminamos con otra
campana de volteo, situada al Oeste, de nombre: ”Ruega por nosotros Purísima
Concepción”. Fundida en Sevilla por José Japón en 1900 [4].
En aquella fecha de
principios del siglo XX, se celebraban cuatrocientos años desde que se
levantara el primer edificio religioso en Castilleja del Campo: La iglesia de
San Miguel Arcángel.
__________
1 Documento que encabeza este artículo.
2 Archivo General Arzobispado
de Sevilla: Justicia sección 3ª, legajo 330.
3 Archivo Municipal de Castilleja del Campo. Sección 1ª, apartado 1.01
Gobierno, legajo 49.
4
LUQUE VARELA J.C. Crónica de una fiesta viva. Castilleja del Campo 1999, p.154.
Historia 083. Castilleja del Campo, miércoles
2 de febrero de 2022