jueves, 6 de febrero de 2020

CEMENTERIO MUNICIPAL (y2) INAUGURACIÓN


 
Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Continuamos con la trayectoria histórica del nuevo cementerio de Castilleja del Campo. En esta publicación abordaremos la problemática que suscitó la elección del terreno para su construcción, la labor de la Comisión, el informe de la Junta local de Sanidad y la inauguración del mismo. También sacamos a la luz el plano de la obra, bocetos de la cancela y de los adornos que remataban la portada.

Aquel mismo día, 20 de diciembre de 1873, fecha en la que el Pleno del Ayuntamiento, en sesión extraordinaria y de urgencia llegó al acuerdo de construir un nuevo cementerio, la Comisión municipal de seguimiento se puso en marcha e inició las gestiones que les fueron encomendadas. Entre otras, examinar los cuatro espacios públicos propuestos en el pleno y presentarlos ante la Junta de Sanidad. Unos terrenos que a juicio de todos eran los más adecuados para levantar el proyectado cementerio.
Por su lado el secretario del Ayuntamiento y de dicha comisión, don Mariano López, hizo entrega de un oficio a la Junta Local de Sanidad firmado por el alcalde, don Manuel Luque Díaz. En el mismo se le requiere al citado organismo de sanidad, se sirva informar y autorizar el comienzo de las obras los antes posible, dada la urgencia del caso. Tanto sobre el emplazamiento del nuevo cementerio, como de otras cuestiones que se les ofrezcan.
La urgencia de iniciar las obras de construcción de un nuevo cementerio en esta villa estaba impuesta en virtud de que, el actual, además de no reunir las condiciones higiénicas, tampoco contaba con espacio donde practicar dignamente las inhumaciones que se pudieran presentar.  
La Comisión de seguimiento, tras la inspección ocular de los terrenos, presentó a la Junta de Sanidad un documento con la relación de los cuatro lugares propuestos por el Municipio. 
La contestación de la Junta local de Sanidad no se hizo esperar. Tres días después, el 23 de diciembre, emitió el informe solicitado por el Ayuntamiento, respecto al emplazamiento del cementerio que se pretende construir.
En el mismo, la Junta indica que la higiene pública aconseja que este género de construcciones se ubique al norte o cuadrante más inmediato, respecto al núcleo de población, dado que los vientos son menos generales y, por su condición de frío, se opone a la rápida descomposición  de los cadáveres y desprende menos miasmas infectantes.
Una vez reconocidos los terrenos indicados por la Junta de Seguimiento y ajustándose a las normas establecidas, dictaminan lo siguiente:
El lugar conocido “El Barrero” es inaceptable por hallarse al oeste. “La Erilla” también es desestimada por pertenecer al cuadrante del este y estar muy cercano al núcleo urbano. “El Prado”, junto al “Mesoncillo”, aunque se halla en el cuadrante  norte, no es adecuado por quedar muy próximo a la carretera Sevilla-Huelva.
Solo quedaba la parcela señalada como “El Prado”, lindante al cercado de Antonio (el de Juan Daza). Esta sí reunía las  condiciones adecuadas para el emplazamiento del cementerio. Se halla al norte, en el cuadrante noreste, el terreno es bueno y está a suficiente distancia de la Villa, con lo cual cumple las normas de higiene pública y de salubridad.
El informe termina con un apartado de agradecimiento que copiamos literalmente: <<Damos las gracias a esa Corporación Municipal por que ha sabido, llevada de apremiante necesidad, atender la higiene pública de los vecinos que vivían en un  foco de infecciones  dentro del pueblo y contar con un cementerio fuera del mismo>>.

Y llegó tan anhelada fecha. Comenzaba la obra de un nuevo cementerio financiado en su totalidad  por el vecindario. La ciudadanía local, respondiendo al llamamiento de inauguración, se agrupó alrededor del acto que se iba a celebrar. Este fue el inicio de una importante obra que  hacía realidad el esfuerzo de todo un pueblo.

En aquella parcela de “El Prado Municipal”, en el margen izquierdo del antiguo camino de Sevilla; se edificó, con fachada principal y portada de entrada al sur, el que fue conocido durante muchos años “El nuevo cementerio”.

Aún  se conservan los muros norte, sur y oeste. Del muro del este solo prevalecen dos tramos, que en la actualidad están ocupados por los panteones (bloque 7) y un pequeño grupo de 12 nichos junto al muro sur (bloque 5), lo demás se derribó en el último tercio del siglo XX para permitir la ampliación  hacia la zona de levante.  En la fachada principal (sur) se mantiene intacta la portada, esta sin los adornos que remataba la parte superior. La carpintería metálica  de entrada perdió el medio punto superior y solo se conservan las dos hojas  del cancel.

Del discurso que para tal efecto pronunció el secretario del Ayuntamiento, don Mariano López Suárez, extraemos los siguientes pasajes:
<<Honrados habitantes de la villa de Castilleja del Campo, el día 25 de diciembre del año de gracia de 1873, pasará a la historia de esta digna villa. (…)
Merced a los grandes esfuerzos empleados por la Corporación Municipal que nos representa y,  especialmente, por los honrados trabajadores y demás vecinos, hoy se hace realidad el nuevo cementerio. Una importante obra llenará un vacío que se dejaba sentir en esta villa desde hacía muchos años. Esta, la última morada de nuestros restos que hoy se inaugura, será la noble casa donde se depositarán para dormir el sueño eterno. (…)
Mirad a todos los que nos rodean, personificación de la actividad ciudadana y símbolo de la riqueza pública, cuyos afanes en pro de la realización de esta obra, son de sobra conocidos por todos vosotros, y que han comparecidos gustosos para dar brillantez al acto de inauguración de un  nuevo cementerio con propiedad de eterno>>.
–Y continuó con el siguiente apartado de agradecimientos:
<<Llegados a este punto tenemos que agradecer el esfuerzo de todos los vecinos, puesto que sin su colaboración no sería posible esta digna obra. Merece una mención señalada la Sra. viuda doña Pilar Jiménez, que no ha podido asistir al acto por no estar recuperada. Gracias a ella y a sus hijas por su aportación para esta causa. Gracias también al venerable sacerdote don Ramón de Paz Gómez,  que ha demostrado en todo momento su interés y apoyo en pro de la ejecución del proyecto.
Para finalizar, el agradecimiento al Sr. Marqués de Castilleja del Campo, por su aportación y por honrarnos con su presencia colocando la primera piedra>>.
–Del final del discurso extraemos la frase siguiente:
<<Las generaciones venideras conservarán en su memoria este grandioso día y vosotros, al terminar vuestras vidas en esta villa, tendréis un lugar digno para el descanso eterno>>.

            Historia 067. Castilleja del Campo, jueves 6 de febrero de 2020