viernes, 9 de septiembre de 2016

USOS Y OFICIOS QUE DESAPARECIERON (2)


Los Costilleros  y otras artes

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
En el mundo de los cazadores, el costillero podría ser algo así como aquel sabio de la fábula que recogía para alimentarse las yerbas que otro indigente colega desechaba.
La costilla o percha como es conocida en otras localidades, era y es –porque muchas está expuestas en museos de arte y costumbres populares- un artefacto  poco ingenioso pero muy efectivo en su ruin cometido. Sobre una tablilla de pino o  álamo blanco se colocan dos semicírculos de alambre sujetos a la misma con unas grapas, que son  accionados por un muelle, artilugio que generalmente eran construidos  artesanalmente por los mismos cazadores de esta suerte.
Para montarla, se tensa unos de los arcos formando un círculo con respecto al otro que queda fijado en la tablilla. Se sujeta con el pinganillo y en el centro se le coloca el cebo que, al ser picado, hace saltar el ingenio y deja atrapado al incauto pajarillo. Los cebos, recolectado por los propios costilleros, podrían ser desde uvas pasas, trigo u otras semillas, gusanos y hasta hormigas aladas, el más efectivo de todos los engaños por el brillo de sus alas.

Esta fue otra afición apremiada por la necesidad. Aunque si bien había muchos aficionados, –sobre todo entre la chiquillería-  eran pocos los profesionales, puesto que el esfuerzo requerido para obtener alguna ganancia no compensaba tamaño trajín.
La caza con este tipo de trampas era un trabajo arduo y de dedicación, a día completo, y de largas caminatas por sementeras, viñas y olivares. Suela de alpargatas que recorrían a diario una decena de kilómetros por malos caminos y campo a través, para que al amanecer estuvieran sembradas las costillas en los lugares previamente localizados. A medio día hacía la primera requerida, recogían el botín y volvían a montarlas. Por la tarde se repetía el rito. Mientras tanto, el costillero llenaba las horas de ocio vigilando  la posible llegada de sus enemigos naturales, por un lado estaban los milanos que solían robarles las presas, a veces con costilla incluida a pesar de estar clavada en tierra por una estaquilla. Otros enemigos con los que tenía que estar ojo avizor eran lo humanos amantes del bien ajeno y, sobre todo, con la Guardia Civil que no eran menos temibles. También en esas horas de sol a sol debía patear la zona para localizar nuevos enclaves. Para que la jornada fuera rentable, los profesionales necesitaban coger entre  diez y treinta docenas de pájaros. Con menos se perdía el día, como aseguraba un conocido costillero de la localidad.

En Castilleja del Campo, al igual que los pueblos de la comarca, la caza ilegal con costilla, “encijera o arpa” (trampa artesanal de resorte), con liria (pegamento natural que se untaba a lado del cebo), con redes en los aguadero y la práctica de caza nocturna con luz y cencerro, estaba muy extendida y poco profesionalizada.
De aquella caza furtiva con costillas recordamos a Leovigildo Monge, a los hermanos Narciso y Antonio Luque Romero y al más profesional: Adolfo Muñoz Caraballo, de quien según cuentan, consiguió a vivir de este tipo de caza. Entre los que comenzaron siendo unos niños destacamos a Mario Rodríguez Luque que con ocho años ya pateaba los campos con sus tíos armando costillas y con el paso de los años adquirió profesionalidad en toda suerte de caza. Otro chiquillo al que la afición le llegó de su padre fue Salvador Muñoz Moreno (el rubio) quien, además de costillas, armaba encijeras y utilizaba la caza con pegamento (la liria).



Algunos de estos cazadores del engaño y demás aficionados a otros estilos, eran ellos mismos quienes se  fabricaban sus propias artes para caza, como las costillas, encijeras, redes, etc. Durante muchos años, aficionados de otras localidades llegaban a nuestro pueblo buscando un pito, un jaulón o cualquier otro útil para la caza.
Por aquellos años de mediados del pasado siglo, tanto a José Luque (de la rubia) como a José Luque (la curia),  a ambos se les daba muy bien la fabricacion de jaulones, jaulas de colgar el reclamo, redes, pitos para el reclamo y otras utilerías para el cazador.

Costumbre y tradiciones 039
Castilleja del Campo, viernes  9  de septiembre de 2016