Por
Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Comenzaremos
el 2023 hablando del compromiso y el celo por mantener las tradiciones locales.
Un tema que saltó a primera plana a final del pasado año, dado el comunicado
emitido por la Comisión de la Cabalgata de Reyes Magos, pidiendo, por enésima
vez, la colaboración ciudadana para mantener viva esta tradición.
Si
esto ocurriera sería otra pérdida más en el panorama de nuestra cultura popular,
uniéndose así a las que desaparecieron a lo largo del siglo XX sin posibilidad
de ser recuperadas. Si aún quedan vecinos que tienen vivencias de aquellas tradiciones
y costumbres, por su edad son pocos los que pueden recrearlas en transmisión
oral. Todos los demás, nacidos a partir de 1950, ni siquiera las conocieron.
Vamos
a comenzar con la última tradición
que desapareció en nuestra comunidad: el fútbol. Fue el único
deporte que se practicaba en Castilleja del Campo, hasta que en la década de
1970, unos aficionados comenzaron a practicar el tenis. Aquella arraigada tradición de los
aficionados al fútbol desapareció en paralelo al siglo XX.
Desde sus inicios, en la década
de 1930, fecha que se formó el primer equipo, el fútbol se mantuvo activo y
consiguió federarse en 1981 con el nombre de Club Deportivo San Miguel. Siete
temporadas después entró en decadencia, se disolvió la sociedad y el equipo local
pasó al olvido.
Aunque en 1996 un grupo de jóvenes aficionados lograron reflotar el
Club de Fútbol, manteniéndolo en competición unas temporadas, volvió a desaparecer
de forma definitiva en los albores el año 20001.
Ahora despertaremos la memoria de dos costumbres desaparecidas a
partir de la segunda mitad del siglo XX: “Los Campanilleros de Tosantos” y “Los
Faroles de Melón”.
A
principios de 1960, fueron los Campanilleros. Una costumbre popular que se
desarrollaba en nuestra localidad durante los primeros nueve días de noviembre
desde los años 40 hasta su desaparición. Durante sus más de 20 años, en este <<bendito mes que comienza con Todos los
Santos y termina con San Andrés>>,
un grupo de amigos se reunían entre las 4:30 y las 5 horas de la mañana y en
sus rondas cantaban coplillas al ritmo
de la campanilla (de ahí en nombre “Los Campanilleros”). Su trayectoria por las calles del pueblo
finalizaba en la plaza de la Iglesia, dejando a su paso una estela musical y
poética2.
Son
costumbres que, quizá por su corta trayectoria, no se puedan citar como tradición, pero tienen el valor cultural (música y
poesía), para no haber desaparecido; o,
al menos, recuperarla como en muchos pueblos de
la sierra de Hueva y el Ajarafe sevillano.
Desde
el segundo tercio del siglo XX, también se echa en falta los “Faroles de Melón”. Si los campanilleros
realizaban sus rondas en las madrugadas de noviembre los niños, en el mismo mes
del otoño, recorrían las calles por la tarde, al obscurecer, alumbrando su
camino, no con las calabazas del horror de “jalogüin”, sino con los artísticos
faroles confeccionados con melones de inviernos. En sus visitas, casa por casa,
el vecindario le ofrecía, sin truco ni trato, frutas de temporada: jugosos racimos
de uvas, granadas, nueces, castañas, etc., que depositaban en aquellos cestos y
canastos de cañas o varetas de olivo, elaborados por artesanos de nuestra localidad3.
Desgraciadamente
de las costumbres populares como los campanilleros de “Tosantos” y los faroles
de melón no quedan nada, ambas fueron sustituidas por el Halloween, una fiesta invasora que
llegó a nuestro país en la década de 1980 y tomo fuerza a partir del año 2000.
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1.
LUQUE VARELA, J. C. “Historia del fútbol
local”. Cronista Oficial de la Villa. Publicada entre el 21 de de enero al
26 de diciembre de 2015.
2. LUQUE VARELA, J. C. “Campanilleros de Tosantos”. Cronista Oficial de la Villa.
Publicado el 2 de noviembre de 2011.
3. LUQUE
VARELA, J. C. “Campanilleros y Faroles de
melón” Cronista Oficial de la Villa. Publicado el 2 de noviembre de 2020.
Tradiciones
y costumbres 082.
Castilleja del Campo, jueves 19 de enero de 2023