Por Juan Carmelo Luque Varela,
Cronista oficial de la Villa
Despedimos un otoño seco que llegó con un rayo de esperanza por la
mejoría de la pandemia. –Nuestro gozo en un pozo–, lo que parecía un mes de
alegría por la caída de incidencias de Covid-19, se truncó en la última semana
de noviembre con un repunte de casos positivos que no se conocía desde finales
de Julio y el anuncio una nueva variante del virus, de nombre “Ómicron”. Entre
unos y otros, auguraban la 6ª ola de contagiados. De esta guisa entramos en
diciembre, mes con “puente”, el de la Constitución y la Inmaculada, y las
fiestas de Pascua y Noche-Vieja en la de
despediremos este 2021, otro año funesto.
Diciembre es también el mes de los símbolos. Cada día significa algo: una
comida, un regalo, una carta, una felicitación. El mes para los recuerdos y las
ausencias: el amigo o familiar que ya no está, que hace poco partió para
siempre o que por estas fechas cumple años su falta. Son recuerdos que nos dibujan la tristeza y la pena en un mes para
la alegría.
No hace falta tener nada anotado que nos recuerde tal día, tal cosa o
tal nombre, todo lo que necesitemos será avisado, con la puntualidad de la
campana de la memoria. Es el repique de amor y ternura de diciembre, donde, una
vez atravesado el “puente”, nos
encaminamos con esperanza para llegar a la Navidad. Festividad del amor donde
las familias y amigos vuelven para
reunirse en nombre del Redentor. Y para celebrarlo aquí tienes un motivo de
alegría: la programación de Navidad, nuevo año y Reyes.
Nada, ni los malos tiempos que atravesamos ante esta pertinaz pandemia,
debe empañar la alegría, el optimismo, el amor y la felicidad en el seno de las
familias, ante la llegada de la Navidad. Una Navidad que, como todo en el ciclo
de la vida se repite cada año, es nueva como nuevo es el Niño que, según las
escrituras, nacerá en la madrugada del 25 de diciembre. Nueva como el año que comenzará una semana después y
porque con ella renovaremos nuestras ilusiones y esperanzas ante la
incertidumbre que nos deparará lo que esté por venir.
Sin hacer elucubraciones ni predicciones de futuro, aprovecho la
actualidad de las inminentes fiestas Navideñas para agradecer a vosotros, vecinos locales, a los hijos de
Castilleja del Campo que están ausentes y en general a todas las personas, por
visitar esta ventana del Cronista que siempre estará abierta y a vuestro
servicio.
Hablando de esta la entrañable Festividad, permítanme que este humilde
cronista, aprovechando la ocasión, os desee unas Felices Pascuas de paz y amor.
Opinión del Cronista 049
Castilleja del Campo, martes 14 de
diciembre de 2021