UN INCENDIO AMENAZANTE
Por Juan Carmelo Luque, Cronista Oficial de la Villa
A las 19:45 horas del martes 26 de julio se declaró un incendio en una de las explanadas de la factoría de ladrillos, ubicada en las inmediaciones de la calle Ramón y Cajal. Se avisó al Sr. Alcalde que, personándose en la citada calle, comunicó a los expectantes vecinos que había cursado aviso al reten de bomberos. Una patrulla de la Guardia Civil que llegó antes, localizó el foco principal del fuego y condujo a la unidad de emergencias que apenas tardaron 20 minutos después en llegar. El fuego, avivado por el viento de poniente, prendió en las hierbas y malezas secas del entorno creando varios frentes. Se quemaron algunos pies de olivos de la zona y amenazaba con extenderse al recinto ferial y a las instalaciones de la piscina Municipal, aumentando el riesgo en las primeras casas de la calle Ramón y Cajal. Gracias a la rápida actuación de la brigada de extinción de incendios que, con un camión moto-bomba, atajaron los tres frentes que se iban extendiendo desde su inicio en el recinto exterior de la fábrica. A las 21:30 horas el fuego estaba controlado y sofocado. Pero, al parecer, ya había otro foco incubando.
Aproximadamente a las 23 horas, cuando me encontraba redactando esta noticia, salí al patio de mi casa para observar, en la oscuridad de la noche, posibles restos del fuego. Fue entonces cuando los descubrí: en el solar, propiedad de D. Antonio Gómez Luque, anejo al nº 8 de la referida calle ya estaba ardiendo una pila de viguetas de madera que tenía almacenadas en esta propiedad. Se le avisó y, mientras llegaba, los vecinos extendimos una manguera y preparamos unos cubos. También se personó D. Manuel Monje, cuñado del anterior y, entre todos, sofocamos el fuego.
Pero el riesgo en la calle Ramón y Cajal sigue ahí, ya que toda la zona del canal de desagüe que baja desde la calle y discurre paralelo al recinto ferial, se encuentra cubierto por una tupida y densa capa de hierba y maleza secas, siendo este un buen caldo de cultivo para un incendio. La negligencia Municipal por el abandono de la zona, la maleza seca y algún desaprensivo, o un trozo de vidrio que refleje la luz del sol, está provocando que Ramón y Cajal sea una calle con un alto riesgo de incendio en todos los veranos. –Todos los años se queman los pastos de la gavia, –comentaba un vecino- uno de estos veranos tendremos un disgusto.
¿Tan difícil es mantener limpia esta degradada zona? ¿Hasta cuando los vecinos de esta calle tienen que vivir -todos los veranos- con la espada de Damocles (el fuego) amenazante? ¡¡Hasta que ocurra un disgusto!!