EL ALJARAFE
Por Juan Carmelo Luque, Cronista Oficial de Castilleja del Campo
Desde que los musulmanes conquistaron y se establecieron en el Aljarafe, a principios del siglo Vlll, fueron muchos lo autores de esta cultura los que cantaron las excelencias de esta tierra. Una comarca a la que ya pertenecía Castilleja del Campo, aunque siendo alquería y, por supuesto, con otro topónimo. Todos los datos históricos de este trabajo están basados en la obra: “Repartimiento de Sevilla” de Julio González (Madrid 1951)
El Aljarafe ha sido la región más apreciada de todo el territorio sevillano por sus riquezas y por la calidad de sus productos. El nombre As-Sarf, es decir el Oteo, responde a la realidad viéndolo desde la ciudad. El escritor Abú Abdalla Mohamed Al Edrisí, en su obra “Descripción de España” decía: “… Porque, en efecto, va subiendo desde Sevilla; se prolonga al norte y al sur formando una colina de color rojo”
En la antigüedad estaba ya perfectamente poblado y cultivado, como indican sus copiosos restos arqueológicos y toponímicos, e incluso autores como Plinio, decía: “La Bética destaca por su fértil cultivo”. Las alabanzas pasaban de unos textos a otros.
Autores árabes de distintas clase se deshacen en elogios al hablar de esta región. “Uno se fija en el Aljarafe frondoso, en sus frutos y alquerías con olivar, juntos y muchos”, escribió el árabe Abú Zacaría es su libro de arquitectura. Yacht en su obra “Geografía de la Península Ibérica”, relata: “… Está cubierto de olivos y lleno de alquerías”. El-Edrisí, en sus relatos, decía: “el Aljarafe estaba situado a tres millas de Sevilla; con una longitud de 40 millas y una anchura de 12, desde Sevilla a Niebla; que estaba cubierto de olivos e higueras; los olivos llegaban hasta niebla y que existían en él ocho villas florecientes con gran número de baños y hermosos edificios”.
Otro autor coincide en la misma idea: “Cubierto de verde y de olivo hasta el punto de que el sol no da en la tierra; sus aceites son exquisitos y se exportan por mar y por tierra. Tiene 8.000 aldeas agrícolas ocupadas por labradores con hermosas fincas, su tierra es roja y la extensión de olivar llega hasta Niebla”. El-Himyari en su libro La Inspiración. (El número de aldeas que aporta parece bastante exagerado. Posiblemente, por el estilo del relato, El-Himyari, fue más poeta que cronista.)
Los poetas insisten en el mismo tema. Ibu-Saraffar habla del Aljarafe, de sus granjas y sus aceites, de la dilatada población diseminada por su extenso territorio en alquerías, granjas, casas de recreos; palacios con jardines, baños, bosques, y estancias alicatadas con surtidores. (Manuel Serrano Ortega, en su obra: Guía de los monumentos históricos y artísticos de los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla 1911)
El poeta Saqundi encomienda las casas encaladas del Aljarafe, que le parecen “Estrellas blancas en un cielo de olivos.” (Precioso titulo para un relato) Los historiadores hablan también de las alquerías, las cuales figuran en la historia desde los primeros años de la conquista musulmana. (Año 713)
Los pueblos que tenía la comarca del Aljarafe en la época de repartimiento del siglo Xlll, eran Aznalfarache, Sanlucar, Aznalcazar, ya en las marismas; y Tejada (distrito al que pertenecía Castilleja) en el otro extremo, bien comunicada y con campo rico. Los cuatro distritos del Aljarafe fueron repartidos con Sevilla, a diferencia de los de la Sierra, que siguieron suerte diferente.
Historia 001. Castilleja del Campo 13.07.2011