Por
Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
El
bar “La Gasolinera” cierra sus puertas cuando estaba a dos años de cumplir un
siglo de vida. El día 30 de Junio de 2024 La Gasolinera de José Calero, con licencia
fechada en julio de 1926, dijo adiós a su clientela.
Para
entrar en el tema me he permitido comenzar con la primera estrofa de las famosas “Sevillanas del Adiós” del compositor y
letrista de sevillanas Manuel Garrido López: “Algo se muere en el alma cuando
un amigo se va”. Eso mismo pasa en los trozos del alma de Castilleja del Campo,
que te llegan hondo cuando ves que se acaban de ir.
Profundos
pensamientos que me llegaron al pasar por su puerta y ver que había cerrado un antiguo
comercio, tradicional donde los hubiera. No ponía “se alquila” ni “se vende”,
era mucho más deprimente, tuve la sensación de estar junto al cuerpo presente
de alguien conocido.
Desde
un rincón del alma dije adiós al bar “La
Gasolinera” y continué mi camino.
<<“La
Gasolinera”, después de 50 años en
nuestra familia, tres generaciones: nuestros abuelos, nuestros padres y ahora
nosotros, (Ángel, Francisco Manuel y Natividad, Fernández Rodríguez “Nati”) lamentándolo
mucho, nos toca despedirnos>>.
-Esta
y las siguientes son algunas de las frases que “Nati”, en nombre de sus
hermanos, ha vertido en su despedida.
<<Nuestros
caminos han cambiado profesionalmente y ya no podemos seguir regentando nuestro
querido bar. El Bar la Gasolinera o como muchos lo conocéis el bar “La Miguela”
(por nuestra abuela) cierra sus puertas>>.
<<Este
paso nos ha llevado mucho tiempo tomarlo porque nuestro bar es nuestra casa y
nuestros clientes nuestra familia,
personas que conoces y sabes lo que quieren antes de que te lo pidan>>.
<<En
los últimos años hemos visto crecer a nuestros clientes más jóvenes y como han
ido formando sus familias y alcanzando logros compartidos. Con ellos y con
todos los momentos buenos nos quedamos>>.
Despedida de los tres hermanos Fernández Rodríguez que finaliza con el agradecimiento a sus
clientes y a todas las personas de Castilleja del Campo, su pueblo, por el
apoyo incondicional que han recibido durante tantos años. Agradecimiento que
hacen extensivo a los clientes de los pueblos vecinos, tanto del Aljarafe de
Sevilla, como del Condado de Huelva.
Más
que un bar, “La Gasolinera” de Calero, era un comercio adelantado a su época,
prestaba los mismos servicios que las grades superficies de hoy. Allí se encontraba
de todo, desde repuestos para automóviles, motos y bicicletas a
ultramarinos y chacinas; además de ser cafetería con servicio de comidas para viajeros de paso. En la calle, delante de
su fachada principal, los postes para el
suministro de combustibles, de ahí el nombre comercial del bar: “La Gasolinera”.
Por su situación a pié de la carretera Sevilla Huelva era el bar de los
profesionales del transporte con servicio 24 horas, durante los años que la
regentó su propietario, como en la actualidad ocurre en cualquier área de
servicio de autopista. También fue la tienda de comestibles para el vecindario,
donde una arqueológica registradora dejaba constancia de los pesos que la
balanza realizaba a la vista del cliente, ubicada en el mostrador al igual que la registradora.
Fallecido
José Calero, el bar es puesto en alquiler siendo arrendado por José Fernández
Martínez (Dila) que lo mantiene abierto dos años. Posteriormente, a mediados de
la década de los años 70 del pasado siglo XX, lo regentaría, también en régimen
de alquiler, Miguela Tebas Muñoz, esposa de Manuel Rodríguez Fernández, quien
impulsa el negocio como bar al servicio del viajero y profesionales del volante
sirviendo bocadillos, tapas y comidas.
Fue
en 1988 cuando la hija de Miguela,
Natividad Rodríguez Tebas (Nati) y su esposo
Manuel Fernández, adquirieron en propiedad el edificio-bar. Ente ambos consolidan
el negocio como bar y cafetería para
atender, en horario normal de
hostelería, tanto al viajero de paso como a los clientes de la localidad. El matrimonio
Fernández-Rodríguez mantuvo una fiel clientela local atendida diariamente
durante todo el año y, además de tener la prensa al servicio de los clientes, eran permitidos algunos
juegos de naipes y las partidas de dominó.
En
2017 sus hijos, Ángel, Francisco Manuel y Nati, tomando las riendas del negocio,
hicieron reformas y mejoras, hasta en
la decoración, para conseguir una imagen
nueva. También adoptaron algunas normativas actualizadas a los nuevos tiempos
y, aunque siguieron manteniendo el juego
del dominó, dejaron de tener la prensa
diaria. Este negocio y la tercera generación de la familia, igual que toda
España, también sufrieron la pandemia “Covid-19”, entre 2020 y 2022 y los 115
días de obligado cierre por el confinamiento. Ahora la clausura no es impuesta
ni pasajera, es el portazo definitivo.
Demasiadas
ausencias, ahora el centenario bar “La Gasolinera”. Aunque siempre queda la
esperanza de que alguien venga a abrir sus puestas a las frescas noches del
tórrido verano.
Opinión
del cronista 058
Castilleja
del Campo, lunes 8 de julio de 2024