Por Juan Carmelo Luque Varela,
Cronista oficial de la Villa
Finalizada la Semana Santa vamos a sacar a la luz, aunque de forma resumida,
un festejo entre religioso y pagano. Un
rito que se celebraba en nuestra localidad todos los domingos de Pascua para
recordar el discípulo traidor que acabo ahorcándose.
La Función del Judas o la quema de Judas, que se celebraba todos los
años por Pascua de Resurrección, fue una representación muy popular en muchas
localidades españolas en tiempos pasados y, aunque tenía un profundo sentido
religioso la presencia de elementos paganos la convirtió en protagonista de la
fiesta. Una costumbre o tradición que entró en desuso a mediados del siglo XX, impuesto
por una sensibilidad religiosa que se fue introduciendo hasta conseguir la
eliminación de este rito de las costumbres y tradiciones de muchos pueblos.
En Castilleja del Campo se desconoce cuando tuvo su origen la
tradición de quemar al judas, pero sí que desapareció en 1963. Una costumbre
que aún sobrevive en algunas provincias de Cataluña y Navarra y algunos
municipios serranos de la provincia de Sevilla.
Concluida la misa dominical, sobre medio día, la “bulla” con el Judas se trasladaba al lugar conocido como
“La erilla”, cerca de la Cruz del Plato, o a la era de Adolfo, junto a campo de
futbol. Alguna vez también se tiroteo el Judas a la salida de la calle Ramón y
Cajal, cerca del almiar del Palacio.
Una alegre y bullanguera comitiva, portando al judas como protagonista
y un largo mástil con travesaño en la parte superior para colgarlo, partía con
dirección a una de las localizaciones descritas donde se cumpliría la
sentencia.
El Judas estaba representado por un muñeco a tamaño real,
confeccionado con un pantalón y camisa de adulto, rellenos de paja y una
chaqueta o chalequillo del popular tejido de paten. Unas veces tocado con gorra
y con sombreo otras. La recreación simboliza la efímera vida del hombre
frente a la eterna existencia que representa la Resurrección del Señor.
Una vez en el lugar escogido, el judas era colgado del mástil. Los
encargados y responsables del espectáculo, todos cazadores, marcaban un límite
de seguridad para que los espectadores, niños y mayores, no corrieran peligro. Finalmente
un nutrido tiroteo va acabando con el Judas hasta que, finalmente, se le prende
fuego a los restos. Y es así para cumplir con el rito que supone quemar lo malo
para dar paso al inicio de una vida nueva.
Siguiendo una tradición que, en Castilleja del Campo data desde 1860,
cuando Mariano de Luque fundó la
Hermandad de la Santa Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo. Cada domingo de
Pascua de Resurrección, por la tarde, se celebraba la procesión de Gloria de la
Santa Resurrección, representada en
nuestro pueblo por la imagen del “Niño del Espino”. Años más tarde la citada
Hermandad de Resurrección fue adherida a la Hermandad de la Vera Cruz que continuó
celebrando la procesión del Resucitado, clausurando así sus cultos y
procesiones de la Semana Santa.
Costumbres y tradiciones 071.
Castilleja del Campo, lunes 18 de abril de 2022