Por Juan C. Luque Varela, Cronista Oficial de la Villa
Cuando está a punto de comenzar el curso escolar 2012-2013 y también la festividad de San Miguel, este artículo saca a la luz la historia de cómo la ermita del Arcángel se convirtió en escuela de primeras letras.
Transcurría el mes de agosto de 1827, del que no se hallaron testimonios que documente si hubo celebraciones patronales. Sin embargo este mes pasó a la historia no por su fiesta (que no hubo) sino por el enfrentamiento suscitado entre el cura y el alcalde por la utilización y titularidad de la ermita de San Miguel. El documento que recoge el litigio entre ambos se encuentra en el Archivo del Arzobispado de Sevilla, sección justicia, pleitos ordinarios. Legajo 107. Del mismo me he permitido hacer una reconstrucción a partir del escrito que don José María Díaz, cura propio de la villa de Castilleja del Campo, remitió al Vicario General.
Los hechos comenzaron cuando el Sr. Alcalde (se desconoce el nombre del mismo) reclamó al Párroco la ermita de San Miguel para utilizarla como escuela de primeras letras ya que no disponía de un lugar para tal objeto, argumentando a su favor que la imagen del Patrón no se encontraba en dicha ermita sino en la iglesia. El cura, que no estaba por la labor, dirigió al Fiscal del Arzobispado la siguiente carta-denuncia:
<<…La ermita dedicada al Arcángel Señor San Miguel, donde se venera su imagen y en ocasión de reparos u otra necesidad en la única iglesia que existe en la villa, se celebra en la expresada ermita el Sacrificio de la Misa y aún las demás funciones parroquiales; y siempre está destinada y lo ha estado a los objetos de su institución aunque en la actualidad y por necesidades de repaso, hasta que pueda hacerse, la imagen del Santo Arcángel se halla provisionalmente en la Iglesia parroquial. No por esta causa parece justo que el Alcalde primero de esta villa quiera, de hecho con violencia, que en dicha ermita se sitúe la escuela y creer equivocadamente poder disponer de dicha obra pía como Patronhato laico o bienes de la clase de mostrencos, sin que haya bastado hacerle presente no corresponder ni ser este asunto de su jurisdicción; pues atropellando con todo me ha intimado que o ponga en franquicia a su disposición dicha ermita o usara la fuerza abriéndola con violencia. En cuyo caso y deseando proceder en el particular con toda la moderación que deseo por mi ministerio y carácter y evitar tropelías, le he contestado que haga lo que guste pues yo, protestando todo procedimiento que se adopte por su parte, determino como lo hago dar parte a V.S. de lo ocurrido para que a su vista se sirva ordenarme lo que haya que hacer en el asunto, atendidas las expresadas circunstancias, como así espero de la notoria justificación de V. S.
En Castilleja del Campo, agosto, 13 de 1827. Presbítero José María Díaz. Cura >>.
Llegado a este punto es obvio y necesario obtener información del problema visto desde otra óptica, esto es, conocer la opinión de la otra parte. ¿Cuál fue la verdadera actuación y como se llamaba aquel alcalde? Para ello centramos la investigación en el Archivo Municipal de nuestra Villa con la intención de consultar la documentación necesaria para aclarar las circunstancias de aquel pleito estival de 1827.
¡Mi gozo en un pozo! Del citado año no se conserva en el Archivo Municipal ningún documento que pueda relacionarse con el incidente o, al menos, que aporte el nombre del alcalde. (Ejemplo de estas lagunas archivísticas es el inventario de Actas Capitulares, falta casi un siglo -desde 1791 a 1889-, pero este sería tema para un análisis que aquí no corresponde).
El único documento que se conserva, relativo a la fecha que estamos contemplando, está en la caja de legajos nº 49: Reales Disposiciones, Reales Cédulas, Real Decreto, etc. (1802-28). Aquí encontramos una Real Cedula, (cuya portada se reproduce en la cabecera) fechada el 8 de febrero de 1807, en la que S.S. el Papa Pío VII concede al rey Carlos IV la facultad para enajenar, segregar y vender la séptima parte de los bienes propios de la Iglesia en favor del estado y las arcas reales. Podemos aventurar que amparándose en esta Disposición Real y analizando los siguientes documentos, nuestro desconocido alcalde se enfrentó al cura párroco para reclamar lo que por ley consideró que pertenecía al pueblo y así conseguir su objetivo.
Con anterioridad a los hechos y según declaraciones que el párroco de la villa, don José M. Liberal y Rivas hizo en 1795, la ermita del Arcángel San Miguel y el hospital llamado de la Santa Misericordia , que se levantaba frente a la iglesia, eran administrados por una congregación de laicos, una fundación destinada al socorro y conducción de enfermos, transeúntes y expósitos. Por lo tanto, al menos hasta esta fecha, la ermita estaba abierta al culto y acogía la imagen de San Miguel.
Treinta y dos años después, es decir en 1827 como hemos dicho, el párroco José María Díaz en su misiva al Provisor y Vicario General, denunciando al alcalde que reclamaba dicha la ermita, pone él mismo de manifiesto que la imagen de San Miguel se encontraba en el templo y no en la ermita.
Años más tarde el geógrafo Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico de España (Madrid 1845-50), en el capítulo dedicado a Castilleja del Campo confirma que el hospital que recoge pobres transeúntes es contiguo a una ermita con el mismo título que la parroquia, pero que está destinada a la enseñanza para niños, a la que concurren 14, dotada con 100 ducados anuales que se reparten entre los vecinos.
Estos cuatro documentos desvelan los vaivenes de la ermita de San Miguel a lo largo de más de 50 años.
1º.- En 1795 el párroco de Castilleja confirma que el Arcángel San Miguel era morador de la ermita y titular de la parroquia.
2º.- Real Decreto de 1807, Carlos IV consigue lo que desde 1805 solicitaba a la Santa Sede : disponer del 7% de los bienes eclesiásticos.
3º.- En el documento de 1827 el mismo cura demandante descubre que la ermita estaba cerrada al culto por necesidad de repaso y el Arcángel estaba en la parroquia de la que es titular.
4º.- Y finalmente en 1846, Pascual Madóz confirma la hipótesis de que, la que fue ermita de San Miguel, definitivamente se convirtió en escuela de primeras letras siendo mantenida por los vecinos del pueblo.
Esta curiosa historia descubre cómo la ermita de San Miguel se convirtió en escuela en el primer tercio del siglo XlX, gracias a un alcalde que pleiteó hasta conseguir que le dieran la razón en el litigio y alcanzó su propósito de habilitarla como tal. Allí, desde entonces, aprendieron a leer y escribir nuestros antepasados. No manejo datos que aclaren cuando se demolió la ermita y se levantó el edificio actual con dos aulas, pero si que en ellas todos nos iniciamos en las primeras letras, las mismas a la que asistieron nuestros padres y en las que ahora se forman nuestros hijos y por las que después pasarán sus descendientes.
-Niños y niñas de nuestro pueblo, este colegio que fue de vuestros abuelos, de vuestros padres y ahora de vosotros, está edificado sobre el solar en el que, hasta 1827, era la ermita de San Miguel Arcángel, el Patrón de Castilleja del Campo.
Historia 007. Castilleja del Campo, jueves 6 de septiembre de 2012