Carlos IV contra los Jueces Eclesiásticos y los sin techo
Por
Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Tras
la efímera Paz de Amiens de 1802, el rey de España se embarca en una segunda
guerra con Gran Bretaña, en el marco de la “Guerra de la Tercera Coalición”.
De 1804 encontramos 5 cédulas, dos de
ellas fechadas a 18 y 25 de marzo. Las otras tres fueron emitidas el 6 de mayo,
el 19 de julio y el 18 de septiembre. Todas firmadas por Carlos IV en el
palacio de Aranjuez, Madrid.
Entre
todas, destacamos las dos emitida en el mes de marzo. Una fechada el día 18 por su temática social: las causas de
divorcios –muy vigente en la actualidad-.
La otra del día 25, con la que se manda salir de Madrid a todas las personas y
familias forasteras, extranjeras y naturales que se hallen sin oficio ni
domicilio verdadero.
Transcripción
resumida de la Real Cédula de S.M. y Señores del Consejo declarando que los
Jueces Eclesiásticos solo deben entender en la causas de divorcio, sin mezclase
en los asuntos económicos y restitución de dotes.
<<Don
Carlos por la gracia de Dios (…) hago saber: que de resultas de cierta causa de
divorcio seguida en el Tribunal Eclesiástico de Lima, que declaró el divorcio y
extendió su sentencia a la retribución del dote, gananciales y alimentos,
asunto que hizo presente a mi augusto padre el Consejo pleno de Indias, que
tuvo a bien expedir Real Cédula en 22 de marzo de 1787, declarando que los
Jueces Eclesiásticos solo deben entender en las causas de divorcios, sin
mezclarse con pretextos alguno en las temporales y profanas sobre alimentos,
litis expensas o restitución de dote, por ser propias y privativas de los
Magistrados Seculares, a quienes incumple la formación de sus respectivos
procesos. (…)
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Sería
conveniente que lo dispuesto por mi augusto Padre en la Real Cédula citada, se
mandase a observar expresamente en España, para evitar dudas y recursos, en
consecuencia expedir esta mi Cédula. Por la cual os mando a todos y cada uno de
vos, en vuestros respectivos lugares, distritos y jurisdicciones que veáis lo
dispuesto en la Real Cédula de veinte y dos de marzo del mil setecientos
ochenta y siete y lo guardéis, cumpláis y <executeis> y lo hagáis
guardar, cumplir y <executar>. Yo encargo a los M. RR. Arzobispos, RR.
Obispos y demás Prelados que <exercen> jurisdicción “vere mullius”, a sus Provisores, Vicarios y Fiscales que acaten
esta mi Real Resolución sin contravenirla en manera alguna.
Dada
en Aranjuez a diez y ocho de marzo de mil ochocientos cuatro. YO EL REY>>.
La
siguiente transcripción se refiere a una cédula dada en Aranjuez el 25 del
mismo mes que la anterior.
Real
Cédula de S.M. y Señores del Consejo, por la que se manda salir de Madrid a
todas las personas y familias forasteras, <extrangeras> y naturales que
se hallen sin oficio ni domicilio verdadero de precisa residencia; y se
prescriben las formalidades que han de observar los que vinieren en lo
sucesivo.
<<
Don Carlos IV por la gracias de Dios, (…) Sabed: Se ha experimentado que se
introducen y establecen en Madrid muchas personas y familias, naturales y
<extrangeras>, Seculares y Eclesiásticas, con pretexto de pretensiones o
<pleytos> o de instrucción, curiosidad y otros indebidos, alterando el
buen orden y policía del <Reyno>, con incalculables perjuicios de sus
Pueblos y Provincias y con notable atraso de la agricultura, artes e industria
(…) Tuve a bien encargar al [mi] Consejo en real Orden que me expusiese su
dictamen>>
–Continúa
la redacción con 15 capítulos de
mandamientos y normas para que los afectados puedan permanecer en
Madrid. De ellos destacamos los tres últimos-.
<<Capítulo
13º.- Todos los vecinos y habitantes de Madrid, sin distinción de clases ni
fueros, tendrán la obligación dentro de 24 horas al Alcalde de Barrio, por su
papel firmado, de <quantas> personas forasteras llagasen a sus casas. Los
del barrio la darán diariamente al <Quartel> y este al Gobernador del [mi]
Consejo de las licencias que considere.
Capítulo
14º.- Los que no dieren aviso de la llegada de <qualquier> forastero a
sus casas y estos no se presentaren a quienes corresponda, incurrirán en las
penas pecuniarias y demás que, según las circunstancias, estime la Sala.
Exceptuándose únicamente de estas obligaciones y penas a los Arrieros, <Tragineros>,
<Carruageros> y demás personas
ocupadas en el tráfico y surtimiento de la Corte.
Capítulo
15º.- La <próroga> de las licencias para permanecer en Madrid de las
personas que no la tuvieren en virtud de Real Orden, será privativa del
Gobernador del [mi] Consejo y, aún las tales personas que las tuvieren, deberán
manifestarla al mismo Gobernador.
Y
para que todo tenga puntual y debida observancia, expido esta [mi] Célula. Por la cual os mando
a todos y a cada uno de vos, en vuestros respectivos lugares, distritos y
jurisdicciones, veáis el contenido en los capítulos expresados y lo guardéis,
cumpláis y <executies> y hagáis guardar, cumplir y <executar> (…)
dando a fin las ordenes y providencia que consideréis oportunas. YO EL
REY>>.
Historia
054. Castilleja del Campo, miércoles 26 de septiembre de 2018