Por Juan C. Luque Varela, Cronista
oficial de la Villa
La figura del pregonero municipal de Castilleja del Campo desapareció
a mitad de 1970.
En España, el pregonero era el oficial público que en alta voz daba
difusión a los pregones, para hacer público y notorio todo lo que se quería
hacer saber a la población. Los pregoneros tienen su precedente en los “praecones”
romanos y debieron de aparecer desde que el hombre sintió la necesidad de comunicarse.
Estas figuras continuaron existiendo hasta que la generalización de los bandos
impresos y, posteriormente, las nuevas tecnologías de la comunicación les
desplazaran por completo.
El perfil del pregonero era de un hombre mayor y de recia voz que
sabía leer el pregón a viva voz con
claridad y pausadamente. Era el encargado de anunciar, avisar e informar de
cuanto podía interesar a los vecinos, o lo que las diversas autoridades
desearan dar a conocer. Estos últimos eran, por así decirlo, los bandos del
alcalde o de la alcaldía. Otra característica indivisible del pregonero era su cornetilla
o campanilla con la que anunciaba el comienzo de los pregones.
En algunas localidades la figura del pregonero compartía funciones con
el alguacil, siempre que fuera necesario, lo cual era muy frecuente en los ayuntamientos
de poblaciones pequeñas. Las relaciones de estos profesionales con su entorno
han sido dispares, pues las comunicaciones le llegaban de manos de los
alguaciles.
En la época que tratamos el alguacil
de nuestra localidad era D. Manuel Romero Mauricio. Él, entre otras de
sus funciones, tenía a su cargo el hacer llegar las comunicaciones al
pregonero.
Los pregoneros de Castilleja del Campo voceaban los bandos municipales,
las llamadas a quintas y notificaciones oficiales del Juzgado de Paz. También
se le comunicaba a la población la llegada del veterinario y la obligatoriedad
de los propietarios de vacunar a sus perros.
El pregonero iba cuantas veces fuera requerido a pregonar por las
calles y plazas del pueblo, deteniéndose donde tenía establecido para “echar
los bandos” del Ayuntamiento. Aquí no se usaba ningún instrumento para convocar
el vecindario, directamente se voceaba el correspondiente pregón. Eso sí, como
en todos los pueblos, comenzando de la misma manera: <<De parte (o por orden) del
señor alcalde, se hace saber…>>
Una vez recibido el documento con la información de la mano del
alguacil municipal, comunicado o bando a pregonar, echaba el primer pregón
desde el mismo porche del Ayuntamiento. En temporada estival lo hacían desde el
primer peldaño de la escalera de acceso,
a la sombra de los naranjos que la flanqueaban.
De allí, cada uno tenía acordada la
rutina de su recorrido.
Por lo general, desde el Ayuntamiento subían a la plaza de la Iglesia
para bocear varias veces el pregón. Desde allí, haciendo algunas paradas, llegaban
a la Cruz del Plato. Continuando su recorrido y pregones hasta llegar a la
actual calle Cervantes, popularmente conocida como “La Jorca” (topónimo del que
no se ha encontrado documento que lo atestigüe). Esta calle, rotulada “La
Nueva” en 1870, aparece a principios del siglo XX con el nombre “San Quintín”.
Después del pregonar en la parte más alta de la citada calle, bajaban
hacia el “Prao”, donde hacían varias
paradas, para volver a subir al casco antiguo por la cuesta del palacio, para
bocear sus últimos pregones.
En el segundo tercio del siglo XX podemos citar a cinco personas que
ejercieron de pregonero oficial de Castilleja del Campo. Por llevar una línea
cronológica, comenzaremos por el
pregonero que ejerció el cargo en la década de 1940.
Manuel Pérez (el Perruno) era abuelo de Juan Pérez
Monge (difunto). Juan tuvo dos hijos: Mª José y Juan Pedro Pérez Reinoso, este
último también fallecido.
El alguacil Manuel Romero, además de cumplir con su obligación
de entregar el “Bando” u otra orden a pregonar, tenía que leerle la misiva, una
y otra vez, hasta que Manuel conseguía memorizarla. Este pregonero no sabía
leer, como ocurría en otros municipios de la España gris y profunda de la posguerra.
José Tebas Rodríguez (Tequero) y su esposa Sofía
Laforet no tuvieron descendientes. José
relevó al anterior para ejercer de pregonero desde finales de los
cuarenta hasta mediados de la década de 1950.
Su trayectoria no fue larga dada su avanzada edad y la pérdida de visión.
Finalmente fue acogido por la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE).
Cristóbal Romero
Luque, fue abuelo de Diego José Romero (Suministros para la Construcción) y demás
nietos.
Antes de desempeñar el cargo municipal ejercía de pregonero por
obligación. Cristóbal cultivaba un viñedo que producía, entre otras variedades,
uvas de mesa: “mantúa” (Chelva Mantúa) y “beba” (Eva Beba). En tiempo de vendimia,
todos los días recorría el pueblo con su vozarrón: <<Que buena uva llevo hoy, la
beba y la mantúa. A
la rica uvaa…>>. Siendo un comunicador profesional fue fichado
por el Ayuntamiento para relevar a Tequero. Su etapa de pregonero municipal se
prolongó hasta mediados del 1960.
Angelino Luque Reinoso, familiar de “La Curia”, tomo
el testigo de Cristóbal. Este, aprovechando sus idas y venidas montado sobre un equino para sus faenas
agrícolas, de esta guisa recorría el municipio para desempeñar su otra labor,
la de pregonero municipal. En la paradas que tenía establecidas, hacia el pregón desde la
atalaya que le proporcionaba el animal. Unas veces a pie y otras a caballo logró mantenerse hasta primeros de 1970.
Policarpo Suárez Albarrán. Por aquellos años, el
alguacil D. Antonio Luque Gómez, ante los problemas de salud de Angelino tuvo
que recurrir a un sustituto. Este fue Policarpo (el Carpo, como era conocido),
que sustituiría al anterior en los días que Angelino no se encontraba bien y
había que pregonar algún edicto municipal.
En poco tiempo, el “Carpo” paso a ser el pregonero oficial. Pero la figura del pregonero tenía sus días
contados y Policarpo boceó los últimos pregones de Castilleja del Campo a mitad
de la década de 1970.
El paso de los años ha hecho de esta figura un residuo del pasado. La
sociedad moderna cada vez más invadida por una información instantánea y
efímera, que llega con igual velocidad a los hogares más recónditos y humildes
que a las instituciones más poderosas del planeta, ya no necesita dotarse de
ese canal informativo tan rudimentario y artesanal como el representado en
otros tiempos por los pregoneros.
Nota: para poner luz en la figura del pregonero se
ha recurrido al archivo municipal, registro civil y la información oral
obtenida de un nieto de Cristóbal, familiares de Policarpo y de otras personas
de nuestro pueblo.
Historia 085. Castilleja del Campo,
lunes 4 de septiembre de 2013