lunes, 4 de septiembre de 2023

“POR ORDEN DEL SEÑOR ALCALDE…”

 

Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa 

La figura del pregonero municipal de Castilleja del Campo desapareció a mitad de 1970. 

En España, el pregonero era el oficial público que en alta voz daba difusión a los pregones, para hacer público y notorio todo lo que se quería hacer saber a la población. Los pregoneros tienen su precedente en los “praecones” romanos y debieron de aparecer desde que el hombre sintió la necesidad de comunicarse. Estas figuras continuaron existiendo hasta que la generalización de los bandos impresos y, posteriormente, las nuevas tecnologías de la comunicación les desplazaran por completo.  

El perfil del pregonero era de un hombre mayor y de recia voz que sabía leer  el pregón a viva voz con claridad y pausadamente. Era el encargado de anunciar, avisar e informar de cuanto podía interesar a los vecinos, o lo que las diversas autoridades desearan dar a conocer. Estos últimos eran, por así decirlo, los bandos del alcalde o de la alcaldía. Otra característica indivisible del pregonero era su cornetilla o campanilla con la que anunciaba el comienzo de los pregones.

En algunas localidades la figura del pregonero compartía funciones con el alguacil, siempre que fuera necesario, lo cual era muy frecuente en los ayuntamientos de poblaciones pequeñas. Las relaciones de estos profesionales con su entorno han sido dispares, pues las comunicaciones le llegaban de manos de los alguaciles. 

En la época que tratamos el alguacil  de nuestra localidad era D. Manuel Romero Mauricio. Él, entre otras de sus funciones, tenía a su cargo el hacer llegar las comunicaciones al pregonero.

Los pregoneros de Castilleja del Campo voceaban los bandos municipales, las llamadas a quintas y notificaciones oficiales del Juzgado de Paz. También se le comunicaba a la población la llegada del veterinario y la obligatoriedad de los propietarios de vacunar a sus perros.
El pregonero iba cuantas veces fuera requerido a pregonar por las calles y plazas del pueblo, deteniéndose donde tenía establecido para “echar los bandos” del Ayuntamiento. Aquí no se usaba ningún instrumento para convocar el vecindario, directamente se voceaba el correspondiente pregón. Eso sí, como en todos los pueblos, comenzando de la misma manera: <<De parte (o por orden) del señor alcalde, se hace saber…>>

Una vez recibido el documento con la información de la mano del alguacil municipal, comunicado o bando a pregonar, echaba el primer pregón desde el mismo porche del Ayuntamiento. En temporada estival lo hacían desde el primer peldaño de la escalera  de acceso, a la sombra de los naranjos que la  flanqueaban.  De allí, cada uno tenía acordada la rutina de su recorrido.

Por lo general, desde el Ayuntamiento subían a la plaza de la Iglesia para bocear varias veces el pregón. Desde allí, haciendo algunas paradas, llegaban a la Cruz del Plato. Continuando su recorrido y pregones hasta llegar a la actual calle Cervantes, popularmente conocida como “La Jorca” (topónimo del que no se ha encontrado documento que lo atestigüe). Esta calle, rotulada “La Nueva” en 1870, aparece a principios del siglo XX con el nombre  “San Quintín”.
Después del pregonar en la parte más alta de la citada calle, bajaban hacia el “Prao”, donde hacían  varias paradas, para volver a subir al casco antiguo por la cuesta del palacio, para bocear sus últimos pregones. 

En el segundo tercio del siglo XX podemos citar a cinco personas que ejercieron de pregonero oficial de Castilleja del Campo. Por llevar una línea cronológica, comenzaremos por  el pregonero que ejerció el cargo en la década de 1940.

Manuel Pérez (el Perruno) era abuelo de Juan Pérez Monge (difunto). Juan tuvo dos hijos: Mª José y Juan Pedro Pérez Reinoso, este último también fallecido.

El alguacil Manuel Romero, además de cumplir con su obligación de entregar el “Bando” u otra orden a pregonar, tenía que leerle la misiva, una y otra vez, hasta que Manuel conseguía memorizarla. Este pregonero no sabía leer, como ocurría en otros municipios de la España gris y profunda de la posguerra. 

José Tebas Rodríguez (Tequero) y su esposa Sofía Laforet no tuvieron descendientes. José  relevó al anterior para ejercer de pregonero desde finales de los cuarenta hasta mediados de la década de 1950.  Su trayectoria no fue larga dada su avanzada edad y la pérdida de visión. Finalmente fue acogido por la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). 

            Cristóbal Romero Luque, fue abuelo de Diego José Romero (Suministros para la Construcción) y demás nietos.

Antes de desempeñar el cargo municipal ejercía de pregonero por obligación. Cristóbal cultivaba un viñedo que producía, entre otras variedades, uvas de mesa: “mantúa” (Chelva Mantúa) y  “beba” (Eva Beba). En tiempo de vendimia, todos los días recorría el pueblo con su vozarrón: <<Que buena uva llevo hoy, la beba y la mantúa. A la rica uvaa…>>.  Siendo un comunicador profesional fue fichado por el Ayuntamiento para relevar a Tequero. Su etapa de pregonero municipal se prolongó hasta mediados del 1960. 

Angelino Luque Reinoso, familiar de “La Curia”, tomo el testigo de Cristóbal. Este, aprovechando sus idas y venidas  montado sobre un equino para sus faenas agrícolas, de esta guisa recorría el municipio para desempeñar su otra labor, la de pregonero municipal. En la paradas que tenía  establecidas, hacia el pregón desde la atalaya que le proporcionaba el animal. Unas veces a pie y otras a caballo  logró mantenerse hasta primeros de 1970. 

Policarpo Suárez Albarrán. Por aquellos años, el alguacil D. Antonio Luque Gómez, ante los problemas de salud de Angelino tuvo que recurrir a un sustituto. Este fue Policarpo (el Carpo, como era conocido), que sustituiría al anterior en los días que Angelino no se encontraba bien y había que pregonar algún edicto municipal.  En poco tiempo, el “Carpo” paso a ser el pregonero oficial. Pero  la figura del pregonero tenía sus días contados y Policarpo boceó los últimos pregones de Castilleja del Campo a mitad de la década de 1970.  

El paso de los años ha hecho de esta figura un residuo del pasado. La sociedad moderna cada vez más invadida por una información instantánea y efímera, que llega con igual velocidad a los hogares más recónditos y humildes que a las instituciones más poderosas del planeta, ya no necesita dotarse de ese canal informativo tan rudimentario y artesanal como el representado en otros tiempos por los pregoneros. 

Nota: para poner luz en la figura del pregonero se ha recurrido al archivo municipal, registro civil y la información oral obtenida de un nieto de Cristóbal, familiares de Policarpo y de otras personas de nuestro pueblo. 

Historia 085. Castilleja del Campo, lunes 4 de septiembre de 2013