Jugadores, colaboradores y la afición
Por
Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
El
Club Deportivo San Miguel continuó su
trayectoria liguera, siempre arropado por sus más de 50 socios y una afición de incondicionales que no
solamente le animaba en los partidos en casa,
también le acompañaba en sus desplazamientos para ver sus encuentros en
otras localidades. Para ello, el Club organizaba viajes en autobús para todo aficionado y
aficionada (que eran muchas) que quisieran acompañar al equipo. Eran las
esperadas mañanas de domingo, un partido dentro y otro fuera.
–El
domingo que viene vamos a… ¿te vienes?
-¡No
voy a ir! Además no conozco el pueblo y como salimos temprano da tiempo de
tomar café y darse una vuelta.
Una
ilusión que rompía la monotonía semanal de la afición y demás vecinos, que a su
vez, contribuían a sufragar los gastos del Club, tanto con su aportación en la
taquilla local, como pagando su plaza en
el bus de los desplazamientos.
Para
los partidos que se disputaban contra pueblos de la sierra, como Santa Olalla,
El Ronquillo y Castillo de las Guardas, que se jugaban en la tarde de los
domingos; Se salía a primera hora de la tarde, aproximadamente sobre la 14:00
horas haciendo una paradita en los Lagos del Serrano. Una vez llegado al
destino y antes de disfrutar del partido, había tiempo para comprar chacinas y
otros manjares propios del lugar. Después se ganaría o no, pero la tarde estaba
echada, como se decía por aquí.
El
Club Deportivo San Miguel era uno de los equipos que más público llevaba a esos
campos de fútbol, favoreciendo bares y tiendas de las localidades
visitadas. Tanto éxito tenía estos
viajecitos que desde el lunes, o todo lo más el martes de la semana del partido
ya estaban vendidos todos los asientos para ir en el autobús.
Antes
de continuar avanzando por la historia del fútbol local, trataremos en este capítulo dos apartados, uno dedicado las
personas que en la sombra dejaron su impronta en el Club y, en el otro, descubriremos la documentación
del Comité de Competición Provincial referente a las actas arbitrales, que
afectaron a los jugadores y al Club
Deportivo San Miguel, en la temporada
1982-83.
Jornada del 26 de Septiembre de 1982.
Suspender
un partido al jugador Antonio Romero Moreno por procedimientos violentos hacia
un contrario.
Jornada del 10 de octubre de 1982. C.D.-San Miguel – Almensilla.
Amonestación
a los jugadores Jesús Delgado Rodríguez y Manuel Macías Vargas por entradas con
el pie en alto. En el mismo partido el Club sufrió dos sanciones económicas. Por
no atender la reclamación de un jugador del Almensilla, sanción 200 ptas. La
otra sanción de 500 ptas., por incidentes del público hacia el equipo arbitral.
Jornada 17 de octubre de 1982.
Partido U.D. Valencina – C.D. San Miguel.
Primera
amonestación a Manuel Rodríguez Ramírez y 2ª amonestación a Antonio Arévalo
Martínez. Los dos por incurrir en juego peligroso.
Jornada del 7 de noviembre de
1982.
Suspender
un partido a Manuel Montellano García por desconsideración pública hacia el
árbitro.
Jornada 14 de noviembre de 1982.
Suspender
un partido al jugador Manuel Rodríguez Ramírez por acumulación de
amonestaciones. Y al Club Deportivo San Miguel Sanción de 500 ptas., por no
enviar la hora del partido con la debida antelación.
Jornada del 28 de noviembre de
1982.
Primera
amonestación, por incurrir en juego peligroso, a los jugadores Agustín Martínez
Gómez (Roque) y Manuel Castellano
García. Al jugador A Arnedo Martínez 3ª amonestación por la misma falta.
Primera jornada de 1983, día 2 de
enero. Carrión - San Miguel (0 - 1).
Partido
de rivalidad, comentado en el capítulo anterior. El Comité de Competición
desestima la reclamación formulada por el Carrión contra un jugador del San
Miguel (Jesús), puesto que dicho jugador se encontraba debidamente alineado en
su Club.
Jornada 22 de mayo de 1983.
Suspensión
de 2 partidos a José Campos Valladares por agresión a un contrario.
A
lo largo de sus temporadas en la
Federación Andaluza de Fútbol, el Club Deportivo San Miguel, contó con
una larga lista de personas que, de una u otra forma colaboraron y
contribuyeron para que su equipo jugara todos los domingos. Como ya conocemos,
por los artículos publicados anteriormente, el trabajo, la dedicación y las aportaciones
económicas que algunos miembros de la Junta Directiva tuvieron que hacer para mantener el estatus del Club en
la liga de aficionados, ahora dejaremos constancia de unas personas que tenían
asumido un compromiso de colaboración con el Club.
Castilleja
del Campo podía estar orgullosa de su campo de fútbol y la conservación del
mismo. En este sentido no podemos pasar por alto a la persona que se encargaba
del mantenimiento, no solo del terreno de juego, sino de todas las
instalaciones, Manuel Díaz Laforet (Manolo el matulao). Tanto el cuidado del
césped que comenzó a enraizar, manteniéndolo bien cortado y con excelente
aspecto, como la limpieza y decoro de todo el recinto, era de su voluntaria y
altruista responsabilidad. -Se podría aposta que ningún otro campo estaba como
el nuestro-.
Su
labor, que comenzaba una vez finalizado el encuentro, a medio día del martes lo
más tardar ya tenía todas las instalaciones deportivas “de dulce”. Tanto es así
que se apostaba con quien fuese que daría un premio a aquel que encontrase una
colilla en las gradas o en cualquier espacio del campo.
-Recordamos
que solamente la banda refería y algunas en el gol sur tenía disponibilidad para
espectadores sentados, la banda de levante y el gol norte eran localidades de
pie-.
Al referir el gol norte recordamos a dos
personas colaboradoras con el Club, Damián Delgado y su esposa María Rosario
Rivera. Ellos eran los encargados del ambigú del campo de fútbol, reponían
existencias, mantenía la limpieza del mismo y, sobre todo, eran los mejores
detrás de una barra atendiendo la clientela. Gracias a este servicio, la
dedicación de Damián y su esposa y los incondicionales que se acercaban al bar
los días de partido, se conseguía otra inestimable ayuda económica para el
Club.
El campo de fútbol, de nombre original:
<<Pozo aguao>>, -se llamaba así desde que comenzó a practicarse
este deporte en las eras del prao-. El
topónimo de Campo Municipal “El Prado” fue adoptado por la Corporación
Municipal en 1981, apareciendo por primera vez en el documento de cesión del
mismo al Club Deportivo San Miguel. Ya que estamos en él, trataremos otra de las muchas actuaciones de nivelación
acometidas en el terreno de juego. Habían transcurrido tres años desde las últimas obras en el Campo Municipal El Prado
y alguna que otra nivelación, hasta que a final de 1984 se realizó un nuevo rebaje en el terreno de
juego, según cuenta Jesús Delgado.
<<No
sé si sería la última nivelación del campo o hubo otra después, –relata Jesús-.
Si recuerdo que Vicente el Alcalde habló con unas personas que estaban
reparando los caminos de Escacena con una máquina niveladora para que vinieran
a ver el terreno. Días después, una tarde se presentaron en el campo de futbol
y rebajando desde el gol sur, rellenaron desde la línea del centro hacia el gol
norte. Antes de marcharse, el hombre de
la máquina nos dijo que, tal como había quedado el relleno, lo que necesitaba era mucha agua y compactar. Nos reunimos unos
cuantos, yo con el tractor de mi padre, con una biga grande enchanchada con
cadenas dando vueltas y los demás iban regando. Así estuvimos varias tardes
hasta conseguir compactar el rellano. Tanta agua se le echó que en unos días
comenzó a nacer hierba. Vamos que de
mitad de campo al gol norte parecía sembrado de césped>>.
Historia 038. Castilleja
del Campo, martes 1 de diciembre de 2015