Personas y anécdotas
Por
Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Habían
pasado 20 años desde que los aficionados de Castilleja del Campo acogieran el
fútbol como deporte y la semilla que plantaron aquellos pioneros, primero
arraigó para dar sus frutos después. Durante estos años, la afición en nuestros
paisanos: niños, jóvenes y mayores era tan fecunda, que el deporte del balompié
se consideraba una tradición más de la localidad.
De los primeros y muchos jugadores más,
que hasta el presente artículo han sido mencionados, solo nos queda el recuerdo,
en este, y en memoria de ellos, trataremos de datos y anécdotas más tangibles
y que aún perduran en las mentes vivas de muchos coetáneos nuestros.
<<Hemos
perdido por 4 a 0, y de portero Baldomero >> -¿Qué fácil es echarle la
culpa al portero?- Esta frase lapidaria y popular, que por lo repetida se hizo
famosa, no solo en el ámbito deportivo, también ante cualquier contratiempo, el
nombre de aquel lateral de la famosa delantera de los inicios del fútbol, era
el paño que enjugaba las faltas de otro cualquiera <<la cumpa a
Baldomero>>. Y es que Baldomero, después de su etapa como delantero, jugó
algunos años más bajo los tres palos, por mor de su deficiencia respiratoria.
Cumplió su 40 aniversario vistiendo la camisola del Castilleja.
Manuel
Canita y Macedonio fueron otros de los jugadores longevos en el fútbol local.
Ambos estuvieron en activos hasta cumplir 42 años y los dos, según cuenta
quienes los conocieron en su madurez, disfrutaban con los equipos que vinieron
después. Manuel Luque (canita) entrenado a los
jugadores que cada temporada se alineaban para remozar un equipo que
ellos y otros castillejinos fundaron 20 años atrás.
Dos
fenómenos en la delantera, Macedonio y Manuel Canita. Dos peloteros
completamente distintos, cada cual en su estilo, que se compenetraban a las mil
maravillas, dándoles satisfacciones, tardes tras tarde, a la afición castillejina que acudía a
nuestro campo de fútbol los domingos de partido y acompañaba al equipo en sus
desplazamientos a pueblos cercanos.
Macedonio,
zurdo nato, malabarista con la pelota en su posesión. Lo mejor, su virtuosismo,
era la doble facultad que tenía: un potente chut y colocar el balón en ese
<< rincón de las telarañas>> donde pocos porteros pueden llegar.
¡Gol seguro!
Manuel
Luque (Canita) era más batallador sin perder finura en su juego. Si en el
primer artículo hablamos de él como el jugador del disparo potente e imparable,
recordaremos ahora que también tenía una virtud primordial. Más que saltar
volaba por encima de la defensa contraria y conectaba ese cabezazo al esférico,
de arriba abajo, haciéndolo casi imposible de interceptar por el portero. Por
eso, casi siempre llevaba el nº 9 en su camiseta.
Del
anterior equipo, además de los tres mencionados, continuaron algunos años otros
tres jugadores más. Andrés, Urbano y el Leo como suplente en la defensa.
El
Leo fue un jugador brusco aunque espectacular en sus cortes, con ansias de
ganarse el puesto como titular que nunca consiguió. Lo que sí conseguía con sus
saltos y alocados cruces, sobre todo en partidos fuera de casa, era que el
árbitro interpretara aquello como falta y, por lo tanto, penaltis al portero.
–Así que no siempre tenía la culpa el guardameta.-
Andrés
Luque Luque (del Palacio), delantero en punta, con un magnífico estilo y
dominio de la técnica, se dijo de él que era un depurado artista por su control
del balón. Tenía un gran remate y a bote pronto fuerza e intencionalidad. Aprovechando
su memoria, vamos a describir una anécdota que refleja su fuerza en los
disparos. Este caso aún sigue vigente en
la materia gris de muchos paisanos, aunque no se pongan de acuerdo cual fue el
equipo visitante. Unos dicen que el Santa Cruz de Sevilla y otros que se trataba de El Villanueva, de Villanueva
del Ariscal.
Transcurría
el minuto (…). Un balón que colgó nuestra media sobre el área del visitante,
repelido de puños por el potero, vino a caer a los pies del purista que sin
pensárselo: cañonazo de Andrés. ¡Un golazo!
Pero
aquí no quedó la jugada. Detrás de la portería de arriba –lógicamente sin red-
se encontrada un acompañante del equipo visitante asistido de muletas por
faltarle su pierna izquierda. Una vez perforada la portería, el esférico fue a
impactar justamente en su apoyo derecho, con tanta fuerza que partió en dos la
muleta, aunque de momento el cojo se quedó de pie.
Finalizado
el encuentro, el resultado fue lo de
menos aunque se ganó, Miguel Luque
(Miguelito hijo de Antonio Luque el carpintero) se ofreció a remediar el desaguisado y paliar en lo posible el
malhumorado carácter del aficionado visitante. Aquel domingo pasó a la historia por el remate de
Andrés, porque, además de marcar un gol
dio trabajo al carpintero.
Finalizaremos
este artículo con dos anécdotas de aquellos imposibles desplazamientos de la
época.
Principios
de los 50, medio de transporte: camión de Enrique Fernández conducido por su
hijo José María. En la caja 11 jugadores, algunos suplentes, el técnico, un
mandamás y vecinos acompañantes. Destino
Aracena (sierra de Huelva). Conforme pasaban los kilómetros un frío
inmisericorde fue instalándose bajo
aquella raquítica lona para desgracia de los ocupantes que ya sufrían los botes
del camión sobre la ondulada y parcheada
carretera. En los últimos kilómetros, ya en plena sierra, las vibraciones y el
frio hicieron mella en las extremidades, apareciendo los entumecimientos y
calambres. Cuando llegaron a su destino tuvieron que aplazar el comienzo del
partido porque los jugadores, y demás pasajeros, estaban agarrotados.
Otro
medio que comenzó a utilizarse para los desplazamientos de <<El
Castilleja>> era el automóvil de
Francisco Rufino Romero (Frasquito).
A
mediados de la misma década, el equipo tiene un compromiso de partido con El
Huevar, por lo que esta vez, se contrata el servicio de transporte con
Frasquito que disponía de un vehículo con el que hacía servicios de taxi. El turismo,
aunque era un gran familiar, solo tenía capacidad para unos 8 o 9 pasajeros y
solo el equipo y algún suplente ya sumaban 13, a los que se agregó el
entrenador. Total que como el trayecto era corto, según información de Miguel
Luque Rodríguez (carpintero) que viajaba como futbolista, llegaron todos pero
sin poner los pies en el piso del coche.
El
próximo artículo trataremos de los
jugadores de un equipo que llevaron <<El Castilleja>> a los años 60
del siglo XX, aunque con otro nombre.
Historia
029. Castilleja del Campo, martes 10 de febrero de 2015