martes, 24 de febrero de 2015

EL EQUIPO DE FÚTBOL CAMBIA DE NOMBRE (4)

Deportistas de verde y blanco

Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Pasado el ecuador del siglo XX, el equipo de fútbol local que hasta la fecha que tratamos llevaba la raíz del nombre de nuestro pueblo entre los regates de sus jugadores, El Castilleja, cambió de nombre por primera vez en sus más de 20 años de historia.
Por aquellos años, Leocadio Ramírez Tebas (Leo), un apasionado futbolista, colaborador con el equipo  y esporádico jugador en la defensa, fue imprescindible para  reactivar el fútbol local y sacarlo del bache que estaba pasando la afición.
Desde su puesto como agente comercial en una   empresa  puntera de la época: <<La Philips>>,  nos trajo el televisor en blanco y negro. Y para El Castilleja, el patrocinio de la firma y una equipación para los jugadores.   En contraprestación, el equipo tuvo que cambiar de nombre y tomar el de la marca benefactora. Desde entonces, <<El PHILIPS>> de Castilleja como era conocido, vistiendo calzón blanco y camisolas a rayas verde y blanca, continuó paseando el nombre de nuestro pueblo por las localidades que visitaban.
Otras mejoras de las que se beneficiaron los jugadores de Philips, además de la nueva vestimenta, fue la de contar  con un local para vestuario. Siendo este el almacén  que José Calero tenía junto a la gasolinera y que gentilmente cedió para tal fin. También se nombró como árbitro local  a un futbolista del equipo en los años 40, Ángel Sánchez Fernández y Miguel Luque Rodríguez, otro benefactor del club, construyó el primer marcador para el campo.

Pero como lo primero es el recurso humano que ha hecho posible que el fútbol de Castilleja del Campo continuara vivo, con sus lagunas y decadencias pero  resurgiendo siempre de sus cenizas, vamos a relacionar las personas de esta etapa, quizás la más prolífera en jugadores.

LA PLANTILLA DE  <<EL PHILIPS>>
Pedro Caraballo Corchero (de Petra), portero titular; Miguel Luque Rodríguez (carpintero), Enrique Fernández Rodríguez, Daniel Romero Monge, Casimiro Muñoz Tebas, Barberan López Rodríguez, los hermanos Ramírez Monge, Ignacio, Marcial y Dionisio. Rufino Camacho González (canillo) y Fabián Crespo Escobar.
También se alineaban los hermanos Gonzalo y Diego Luque Reinoso, Armando Luque, Víctor Luque Fernández, Jesús Castro López (el salmantino), el Leo, los hermanos Enrique y Jaime Zaragozá Alcover y los incombustibles Manuel Luque (canita), Macedonio, Baldomero y Andrés que aún continuaron vistiendo la camiseta aunque con menos asiduidad.

A continuación descubriremos el perfil deportivo de algunos de ellos.
Enrique Fernández (Enriquito el del bar), consagrado deportista que alternaba la afición por el fútbol con la bicicleta, no sabía si iba a jugar hasta 10 minutos antes de comenzar el partido, el motivo era su deber laboral. Enrique, su padre, le daba la venia con el tiempo justo para enfundarse la camiseta y salir corriendo para el campo. Cuando se jugaba fuera  la historia era aún peor. En el primer pitido del silbato que ponía fin al partido, Enrique, corriendo igual que llegó, se marchaba  para ocupar su puesto en el bar La Granja.  Allí le esperaba su padre para interesarse por el resultado.
-¿Cómo ha <<quedao>> el partido?  Hemos <<perdío>>, 1 a 2 –contesta Enrique-. ¿Y <<pa>> eso vas tú? Si por el contrario el resultado era ventajoso y le decía: -ganamos por 4 a 0. Ante esto Enrique padre también tenía su respuesta: -¡Qué bueno serán los otros!

Otra zona de la alineación en el equipo tenía como titulares a Daniel Romero y Casimiro Muñoz, ellos formaban la media perferta, combinando el juego entre la defensa y la delantera. Con ellos dos era más que suficientes. Aunque se contaba también con Víctor Luque.
<<El niño Dios>> (como era conocido Daniel en el ámbito deportivo) se bastaba para cortar y desmontar los ataques del contrario. Un todo terreno que  ni los más habilidosos eran capaces de driblarle, de darle el pase, entre sus  piernas. El otro paisano, Casimiro, quizá más técnico, estaba siempre mejor colocado. En resumen dos líberos en la línea medular del Philips del Castilleja.

Se incorporaron también al equipo, como ha quedado relacionado, varios hermanos entre ellos  la saga de la <<Quiqui>> Ignacio, Dionisio, Marcial y años después Enrique, que también jugó en el equipo de su época. De los tres primeros, cada cual tenía sus virtudes y sus defectos.
El más técnico fue Ignacio, el que tenía el mejor toque de balón. Marcial era más impetuoso, más leñero, imposible de pasar. Por las buenas o por las malas, de él nadie se reía en las cercanías del área. ¡Cuántas brocas, cuantas peleas! Incluso suspensiones de partidos motivados por su incontrolado temperamento. Cuando esto ocurría en partidos fuera de casa, se corría el riesgo de no cobrar el dinero pactado. Y, ¿ahora como pagar los gastos del transporte?
El otro hermano, Dionisio, era diferente a los dos anteriores o una simbiosis de ellos. En él se unía el amor propio con su poquita técnica, siempre en punta pero a la caza y captura de las pelotas perdidas. Un rebote, un codazo y tomarla por el aire, junto a la boca del gol, donde se cuecen las papas, -como dicen muchos en el argot futbolístico-.
Un ejemplo del estilo de Dionisio.
Se jugaba uno de aquellos encuentros inolvidables de gran rivalidad histórica. Castilleja-Carrión. Llegó el descanso sin que ninguno de los dos equipos hubiesen modificado los dos ceros del imaginado marcador. En el segundo período, a la salida de un saque de esquina, llega un balón templado al área contraria. Allí estaba Dionisio, con su cuquería y habilidad, entró al remate de cabeza con su puño izquierdo por delante y ¡Gol! Nadie, ni el árbitro se dieron cuenta de aquella anomalía. Bueno algunos sí, unos castillejinos que estaban tras la portería y el mismo portero del Carrión, que por mucho que protestó el <<gol>> subió al  invisible marcador. (Algún Tiempo después Miguel construyó el marcador). Así finalizó el encuentro.

Entre los jugadores tenemos que destacar al cancerbero titular, Pedro Caraballo. Temperamental, algo impetuoso y le cantaba las cuarentas al más <<pintao>>, aunque solo quedaba en eso, después, nada de nada. Cuando uno de aquellos centros la pelota invadían su área, su potente grito: << ¡Mía!, seguido de un seguro bloqueo sobre su pecho>>, imponía la tranquilidad en la defensa. Se decía que tenía el estilo del mítico Zamora.

Con Baldomero, que llegó defendiendo la portería hasta 1957, siempre se podía contar en esta etapa, ya como suplente o ausencias del titular.
Recordemos también a Balbino Rebollo Medel, toda afición y devoción con el fútbol local. Tarde tras tarde bajaba al consolidado y ya tradicional campo del pozo Aguao, para asistir a los entrenamientos con la esperanza de que algún domingo defendiera la portería de su equipo.

Así como tampoco podemos olvidarnos de Miguel Luque  (Miguelito el carpintero). Jugador en la delantera y un técnico en la portería de la que era reserva. Estando de portero era quien mejor dirigía la defensa, mandando en su área con garantía de resguardar los tres palos. Miguel siempre iba a por todas, era el último baluarte al que se tenía que enfrentar el contrario en su ataque. Tanto si jugaba, como si no, su labor en los partidos en casa comenzaba dos horas antes del encuentro y finalizaba otras tantas después de los tres pitidos que marcaba el final del mismo. Miguel se encargaba de montar y desmontar el marcador y los tres palos de las dos porterías, era la única forma de mantener recto, sobre todo el larguero, y la pérdida o deterioro de los demás. ¡Aquellos palos de eucaliptus que él tanto cuidaba!
Miguel Luque Rodríguez: todo un símbolo y una institución local. Y  no solo en el fútbol.

Otros hermanos, muy bien avenidos en el terreno deportivo y bastante técnicos,  Gonzalo y Diego Luque, los dos en la delantera. Gonzalo, interior derecha y Diego, extremo izquierda, ambos con  un buen toque de balón.

Finalizando la década se alinearon nuevos aficionados a la amplia plantilla del Philips, otra saga, los hermanos valencianos: Enrique, Jaime y Vicente Zaragozá Alcover, este último jugó en el equipo de los años 60.
Enrique fue otro de los porteros suplentes. Jaime, un  técnico y regateador nato, tanto en la delantera como en la media.

En el próximo artículo trataremos del equipo y de las personas de Castilleja del Campo que mantuvieron viva la ilusión por el  fútbol  a partir del año 1960.

Historia 030. Castilleja del Campo, martes 24 de febrero de 2015