viernes, 30 de enero de 2015

CASTILLEJA DEL CAMPO Y EL FÚTBOL EN LOS AÑOS 40 (2)

Nombres y lugares

Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Eran años de profunda crisis, de escasez, de  paro y cartillas de racionamiento. Eran años de  postguerra, años que, aún así, no aminoró los ánimos de aquellos deportistas para recuperar el equipo pionero en el deporte del fútbol local.
Para entonces, el campo de la <<venta la Juana>> había sido desestimado por su relativa lejanía del pueblo y comienza a utilizarse un nuevo espacio en  <<haza de la Virgen>>, también conocido como <<Venta Beluque>>.
-Como estos antiguos topónimos dejaran desorientados a  la mayoría de los lectores, aclaramos que nos referimos al terreno situado al margen derecho de la carretera Sevilla con dirección a Huelva, junto a la noria allí existente.  En la actualidad esta finca es propiedad de la Sra. Felicitas  Monge Luque-.

Aquel equipo que formaron los primeros aficionados al fútbol, fue el mismo que se reorganizó una vez finalizada la guerra. Eran los mismos jugadores pero en distinto campo de juego. Este pionero equipo comenzó a enriquecerse con sabia de nuevos aficionados. En la nueva etapa  se alinearon en <<El Castilleja>> jugadores de la talla de Narciso Luque Romero, Andrés Luque Luque,  Manuel Mauricio Carreño (Mauri), Genaro Monge Romero, Francisco Reinoso Luque (niño Lole) y Paulino Luque. Es en esta época cuando aparecen los primeros jugadores foráneos como Ángel Sánchez Fernández y José Gil Monge (Poti) que jugaba de interior, los dos de Carrión de los Céspedes. De la localidad de Pilas, un gran futbolista que llegó a jugar e 3ª División,  Miguel Mudo Monge (primo de Daniel Romero Monge) y dos jugadores de un equipo sevillano que vino a disputarse un partido, también se alinearon en el equipo local: Momo y Chaves, un gran jugador este último, según recuerda el mencionado Daniel.
Estamos ante un equipo donde  participan jugadores con una diferencia de edad comprendida entre los 17 de los más nuevos, a los 30 años de los  fundadores.

En este punto, mantuvimos una entrevista con un gran aficionado y practicante  del fútbol como deporte, que nos ilustró sobre el tema: Miguel Luque Rodríguez.
A mediados de la década de los años 40 el fútbol y los aficionados de nuestro pueblo consiguen algunas  mejoras para el equipo. La más importante fue el estreno de un nuevo terreno de juego localizado en un espacio del prado, junto al pozo concejil con el nombre de <<pozo aguado>>. Otra novedad fue la concesión de   la casa de Miguel Crespo para vestuario del equipo y también se iniciaron las primeras tertulias deportivas. En el casino de Francisco Monge Pérez (Izquito  de la taberna), que se ubicaba en la plaza de la Iglesia  y en la peluquería que se encontraba justo al lado,  de José Rodríguez, conocido por Pepe el barbero  (padre de Berta), se desarrollaban encendidas tertulias y discusiones sobre los partidos jugados y los próximo por disputar. No solo se fomentaba la afición, también era  allí donde  se tomaban las decisiones para la alineación del equipo, se organizaba las competiciones y se contrataba el  transporte para los desplazamientos. Por aquellos años y hasta bien entrado los años 50 el medio utilizado era el camión de carga de José Mª Fernández Rodríguez (niño guapo).

Cuesta trabajo imaginar el ingenio que tuvieron que desarrollar aquellas agrupaciones para sobrevivir en el marco social de la depresión económica de la postguerra. ¿Cómo comprar una equipación y un balón cuando no hay para comer? El calzado deportivo no se conocía, cada cual calzaba sus botas de las labores agrícolas (quienes las tenían). Otros jugaban descalzos. Además había que contar con los gastos generales como lavado de la ropa, gastos de los desplazamientos, reparar el único esférico, etc. El terreno de juego apenas tenía gastos de mantenimiento ya que las porterías carecían de red y  las líneas del campo raramente se pintaban. Eso sí, a principios de temporada, que más o menos coincidía con el final de la Liga Profesional, se hacían necesarias varias tardes de trabajo para adecentar el terreno de juego.
Aprovechando que hablamos de  aquellos balones, que en nada tienen que ver con los actuales, intentaremos dar una idea de su fisonomía. Lo esféricos de aquellos años eran de mayor tamaño que los actuales y ni siquiera podemos decir que eran esféricos. Su forma  algo ahuevada se debía a las reparaciones y costuras que a menudo le sometía el zapatero y por la tensión de las correíllas de cuero que cerrada la abertura para la extracción la cámara. Cuando se mojaba el duro cuero con el que estaba fabricado se transformaba en una pesada y peligrosa bola, por ejemplo para un remate de cabeza. Otro riesgo añadido a los muchos que tenían por entonces el deporte del fútbol.
Da fe de ello lo ocurrido en un partido en casa disputado contra <<El Escacena>>. El delantero local, Andrés Luque, al intentar rematar de cabeza el tiro al centro que le llegaba del extremo, un defensa  del equipo visitante, que posiblemente levantó la pierna más de lo reglamentario, golpeó a nuestro jugador en la frente  partiéndole la ceja de una patada.   
Esto y las frecuentes reyertas entre los mismos  jugadores, o entre jugador y público y entre todos y el árbitro (cuando participaba), no es de extrañar que los padres, ante tantos incidentes, prohibiera a sus hijos que jugaran al futbol al menos antes de cumplir 20 años.
Finalizaba la década de los 40 del siglo XX y se conmemoraban  la aprobación del Reglamento de Fútbol Profesional y los primeros 20 años del primer Campeonato Nacional de Liga en España. Por entonces la afición y la práctica de este deporte estaban firmemente consolidadas en nuestra localidad, prueba de ello era la incorporación de nuevos jugadores  al equipo local, como fueron Julio Rodríguez Mantero, que actuaba como guardameta; Leocadio Ramírez Tebas (Leo), defensa central y Urbano Reinoso Adorna. Este último, no solo defendía los colores con coraje, también disputaba con ardor las desavenencias con el contrario, hasta tal punto que terminó en una reyerta con un tal Pepe Mariscal en un trigal anexo al terreno de juego.
Por estos años la afición había enraizado también en los niños y se crearon más de un equipo de juveniles. Estos, años después, reivindicarían un puesto en el equipo titular de Castilleja del Campo.
El terreno que en la actualidad ocupan las desmanteladas instalaciones de la que fue fábrica de ladrillos, era el utilizado por los niños y jóvenes para sus entrenamientos y partidos entre ellos. <<El Polvar>>, como era conocida, propiedad de los padres de Miguel Luque Rodríguez, <<Miguelito el carpintero>>, presentaba una orografía con gran desnivel y un plantío de membrillos en el regajo, que aportaba todos los inconvenientes para la práctica deportiva. Pero la ilusión por el fútbol y la edad de los deportistas les motivaban para achuchar o contener al contrario, según la parte del terreno de juego que la moneda le había indicado al azar.
Esta era la savia nueva, una cantera de jugadores con la que se podían alinear  dos equipos, que prometía y aseguraba la continuidad de una afición con tradición popular para  los años venideros, en un deporte que ya contaba dos décadas desde que comenzó a  practicarse en nuestra localidad.

Historia 028. Castilleja del Campo, viernes 30 de enero de 2015