domingo, 1 de abril de 2012

DE NUESTRA REPOSTERÍA POPULAR


El Rosco de Petaca de Castilleja del Campo


Por Juan C. Luque Varela, Cronista Oficial de la Villa
         Puestos a recuperar tradiciones y costumbres populares no podíamos dejar pasar más tiempo sin hablar del arraigo local por la  repostería, una elaboración de temporada, casera y familiar  que con la llegada de la Cuaresma se repite cada año en nuestra localidad.
Desde que era niño, más que el olor del azahar,  el que despertaba mis sentidos a la estación primaveral, siempre fueron los que emanaban de los portales de cualquier calle de Castilleja del Campo: aquí arroz con leche, esta casa torrijas, más allá pestiños…  Ahora, en plena Semana Santa, aprovecho estos recuerdos de otros tiempos, para  adentrarme en la historia de un dulce tradicional: el rosco de petaca.

En 1948 se inauguró el bar “La Granja” propiedad de Enrique Fernández y Rosario Rodríguez. Un local  situado estratégicamente frente al enlace de la carretera de Carrión con la nacional Sevilla – Huelva y a pie de esta última. Fue a principios de la década de los cincuenta cuando la señora Rosario, sin duda con una visión comercial adelantada en su época, emprende la elaboración artesanal de varios tipos de dulces que comercializa en su establecimiento. Entre su variada repostería,  después de muchas pruebas,  elabora y pone a la venta  el <<rosco de petaca>> no solo para el consumo inmediato en mismo bar sino también para llevar por la clientela, los viajeros y transeúntes que paraban en el establecimiento.
 Este dulce, de elaboración artesanal y casera, era conocido y elaborado por Rosario y otras familias de Castilleja del Campo  desde tiempo inmemorial. Pero fue por la distribución que la familia Fernández Rodríguez hizo desde su bar  cuando se formó el binomio: rosco de petaca - Castilleja del Campo. También contribuyó a ello los roscos de petaca que elaboraba Lutgarda Rodríguez (Luardita) y que comenzó a comercializar José Calero en su bar “La Gasolinera” desde mediados de los años sesenta del pasado siglo XX.
La fama obtenida por este dulce en toda la comarca  se extendió de Sevilla a Huelva, dando nombre y abriendo las fronteras de nuestra localidad gracias a la distribución y venta de los mismos, también por la publicidad <<boca a boca>> que  hacían los viajeros de paso que paraban en “La Gasolinera” y  La Granja”, primero para degustar y después llevarse los <<roscos de petaca de Castilleja del Campo>>.  

Pero ¿desde cuando se elabora este dulce en Castilleja del Campo? ¿Quién fue la persona que poseía aquella magistral receta?
El primer rastreo de investigación y tras cotejar varias versiones me llevó  a una señora, Concepción Adorna,  que contrajo matrimonio en  1915 con Celso Tebas natural de nuestra localidad. En principio podemos aventurar que debido a la procedencia de esta señora (Castilleja de la Cuesta) y la influencia de la congregación de las religiosas  Irlandesas en esa localidad, la receta procedería de allí y que –según algunas versiones- fue  Concha Adorna, como era popularmente conocida, quien introdujo la receta en nuestro pueblo.
Una receta que se hizo popular en poco tiempo dado el coste asequible y la naturaleza de los ingredientes; en contrapartida estaba su difícil y laboriosa elaboración.  Materias primas como aceite de oliva y harina de trigo,  principales componentes de este dulce, eran unos productos naturales y abundantes en Castilleja del Campo desde la época de los árabes.
Otras informaciones aseguran que la receta llegó a nuestra localidad algunos años antes de la citada fecha de 1915 de manos de otra persona, también de Castilleja de la Cuesta,  familiar de la citada Concha pero de una generación anterior. Esta señora, también de apellido Adorna, era conocida por los vecinos de Castilleja del Campo con el sobrenombre de <<La Ventera>> por el local que regentaba, situado en la que, posteriormente, fue la casa de Antonio Luque Delgado (mosquito).
Ante este descubrimiento que ha llegado hasta nuestros días gracias a la transmisión oral que la señora del bar “La Granja”, Rosario Rodríguez, hizo a su hijo Enrique Fernández, podemos aventurar que el rosco de petaca es un dulce de la repostería popular de Castilleja del Campo desde finales del siglo XIX. 
Tanta fama adquirió el tradicional rosco, que la “Gran Enciclopedia de Andalucía” (Granada 94/1979) Página 749 al final de la redacción donde se describe nuestra localidad, deja constancia para la historia de este dulce, en maridaje con el nombre de nuestro pueblo, con la siguiente cita: <<Son típicos de Castilleja del Campo los dulces conocidos por “gañotes” o “roscos de petaca”>>.

Aunque en la actualidad algunas mujeres  elaboran el dulce casero para el consumo familiar, con el detalle y cuidado de las sabias manos artesanas de Castilleja del Campo, son  Isabel Fernández Gómez y Clemencia Suárez Rodríguez las que producen para la venta, exclusivamente por encargo, el  artesanal y típico rosco de petaca.
 Un apunte curioso: Miguel Tebas Adorna, hijo de Concha Adorna, viene a menudo a éste su pueblo natal, para llevarse el exquisito dulce a la localidad de donde es vecino y de donde procedió la primera receta, Castilleja de la Cuesta.
Y es así como aquella  receta, 120 años después, retorna a sus orígenes reconvertida en el típico <<rosco de petaca de Castilleja del Campo>>.

Costumbres y Tradiciones 004.
Castilleja del Campo, Domingo 1 de abril de 2012