lunes, 2 de noviembre de 2020

CAMPANILLEROS DE “TOSANTOS” Y FAROLES DE MELÓN

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa

Noviembre llega con todos los santos y los difuntos, los campanilleros y el vino, un mes con citas en el  refranero. “Bendito mes, que comienza con todos los santos y termina con San Andrés”. “Fiesta de San Andrés, cuando el mosto vino es”.

Pues bien aprovechando esta efeméride vamos a recordar, nuevamente, aquellas tradiciones perdidas a mediados del siglo XX. Eran los faroles de difuntos y los “Campanilleros de Tosantos”. Sí has leído bien, campanilleros de la “madrugá” del otoñal noviembre, no de la Navidad. Aquellos que salían por las calles, llenándolas de música y coplillas, despertando a sus vecinos durante los primeros nueve días del mes anterior a las Pascuas. Y los niños con faroles de melón. Aunque desaparecidas hace  más de sesenta años, aún quedan algunos vecinos que tengan vivencias de aquellas costumbres de nuestra cultura popular, los demás ni siquiera la conoce y son pocos los  familiares capacitados para recrearlas en transmisión oral. También, propia de este saber popular, la fabricación de faroles de melón en la víspera del día de los difuntos, objetos de iluminación elaborados a partir de un producto natural. Al melón, una vez vaciada su pulpa, se le perfora la corteza hasta hacer los huecos por donde, una vez terminado, proyecta la luz interior. Las figuras: estrellas, caras y otros elementos decorativos surgen de la imaginación personal.   Así, en los atardeceres de noviembre, niños y otros más  mayores en pandillas, visitaban al vecindario portando aquellos faroles. En sus recorridos visitaban las casas y  pedían el aguinaldo de “Tosantos”: los frutos secos de temporada.

Para los nacidos después de 1955, la  mayoría de la ciudadanía local, el melón solo es otra fruta más y los campanilleros que conocen se viven en el entorno navideño de diciembre, ante un nacimiento, los pestiños y el anís. A todos ellos, les remito a dos artículos de Cronista de la Villa publicado el 22 de octubre y 2 de noviembre de 2011. Allí descubrirán quienes eran los “Campanilleros en las madrugadas de todos los santos y difuntos de Castilleja del Campo.


El acompañamiento instrumental de aquellos campanilleros lo componía, además del acordeón de Antoñito Luque (el municipal), la  guitarra y las panderetas, el triángulo, la botella y el palillo; el cántaro y la alpargata y el instrumento más importante, la campanilla. Pero la esencia de aquellas rondas de música y canto estaba en sus letras. Por ello este recuerdo pretende recuperar y recoger aquí algunas de aquellas coplillas, muchas de ellas, la mayoría, hablaban de situaciones cercanas. Unas recuperadas de la sabiduría popular y otras compuestas por ellos mismos, como Eduardo Rodríguez Mantero que, además de llenar con su potente voz las frías madrugadas de noviembre, compuso varias letras. Ejemplo de ello es la siguiente,  dedicada a la religiosa Rosarito Tebas Rodríguez (hermana de Sara).

<<Sor María, madre religiosa / con su hábito blanco para el templo va / para pedirle a nuestra Patrona / que la ponga buena de su enfermedad>>.

<<En tu puerta está la campanilla / ni te llama ella ni te llamo yo, / que te llama la Virgen María / por boca de un ángel. / ¡Vaya que primor!  ¡Vaya que primor, vaya que primor! / En tu puerta está la campanilla / ni te llama ella ni te llamo yo>>.

<<A rezar el rosario a María / los campanilleros por la madrugá / me despiertan con sus campanillas / y con sus guitarras me hacen llorar. / Me hacen llorar, a las 4 o 5 de la noche / los campanilleros por la madrugá>>.

<<A la una o dos de la noche / iba San Cristóbal por medio del mar / con el Niño de Dios en los hombros / diciendo, Dios mío, ya no puedo más. / Ya no puedo más, ya no puedo más. / A la una o dos de la noche / iba San Cristóbal por medio del mar>>.

<<Alegría que ya viene el día / viene clareando los rallos del sol / y venimos a darles los días / a la Purísima y Limpia de la Concepción>>.

<<Son tus labios dos finos corales / y tus mejillas dos rosas encarnas / tus ojos brillan como luceros / y tu cara un ramo de azahar.

(Estribillo) “Tú me lo dirás, tú me lo dirás. / Si con esta copla en algo te ofendo / para en tu ventana no cantarla más>>.

“Campanilleros de "Tosantos” por las calles, música y coplillas durante la primera novena de noviembre, que se colaban en la madrugada de los sueños hasta que, dulcemente, despertaban a los vecinos.

Los campanilleros en la “madrugá” y, por las tardes, los niños en pandillas con faroles de melón, fue una costumbre popular que se celebraba en noviembre y una tradición en la que se respetaba a los difuntos. El paso del tiempo y la influencia anglosajona, han acabado con ella. Además incorporando a nuestra ancestral y rica cultura, elementos simbólicos referentes a la noche de difuntos: los horrorosos objetos propios de la fiesta de Halloween.

Tradiciones 061. Castilleja del Campo, lunes 2 de noviembre de 2020