martes, 14 de abril de 2015

EL SAN MIGUEL A PRINCIPIOS DE 1970 (6)


El fútbol, una  tradición más de Castilleja del Campo

Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Vamos a comenzar  recordando una  anécdota de aquellos partidos.
Ocurrió en un trofeo de las fiestas patronales de Hinojos. El San Miguel, que por aquellos años era un equipo reconocido y con relativa fama por su empuje y buenos resultados, llegó  con ilusión  y gran animación. Los jugadores, a falta de vestuarios como en casi todos los pueblos, se vistieron con su equipación de blanco y azul en un almacén anejo al campo deportivo. Era una tarde infernal para el desarrollo del encuentro. Además de la que estaba cayendo,  hacía varios días  que llovía en Hinojos como no se recordaba. –Según un paisano local-. El terreno de juego, aún siendo de arena, presentaba bastantes charcos de agua, especialmente en una de las porterías. Precisamente en la que ocurrieron los hechos.
Poco faltaba para finalizar el encuentro cuando un ataque <<Hinojero>> que llegaba con fuerza y con intención de gol, se encontró con el defensa del San Miguel, Enrique Ramírez Monge (Enrique de la Quiqui). La entrada de Enrique  dura y contundente provocó la caída del delantero y, claro, penalti. Protestas de Enrique y el árbitro le expulsa. Se cumple  la pena máxima y gol. Nuestro expulsado, que se quedó tras la portería mojado y embarrado, con voz y a gritos le dijo  de todo y le cortó algún traje al árbitro. Finalmente se marchó a vestuarios.
Cuando nuestro equipo, finalizado el partido por fin y entró en  vestuarios, le llegó la noticia. –A Enrique <<le dio una cosa>> y está en la casa de socorro del pueblo <<mu malito>>. –Informó al equipo un vecino de Hinojos-. Fueron todos a verle e interesarse por lo ocurrido. Recuperado de la lipotimia causada por enfriamiento, vuelta a Castilleja del Campo.
Enrique, el más joven de cuatro hermanos, todos grandes aficionados, tenía el estilo y el ímpetu de su hermano Marcial, duro en las entradas y disparo fuerte, además de larga lengua.

Para Juan Calero, que a todos los jugadores le sacaba algo bueno, su equipo maestro de mediados de los `60 estaba formado por los  jugadores que alineamos a continuación.
Porteros: Cabrera o el Ruso.  En la defensa: Crespo, Adolfo y J. Marcelo.
Media: Manolito Manuel, Los hermanos Francisco y Luis de Rita y Pepe de la Julia. Delanteros: José Luis Luque, Niño Rita y Juan el Villa.
Esta alineación era una más, ya que al contar con tantos otros jugadores en plantilla, la formación iba cambiando a criterio del entrenador según al los equipos que se enfrentaba, a la disponibilidad de los convocados o de quienes pudieran desplazarse a otras localidades.



Fueron muchos los jugadores locales que dejaron su impronta en el San Miguel  en estos años. Como sería imposible hacer un perfil de todos, nos vamos a permitir, sin que ello desmejore a todos los demás, mencionar a los componentes de la formación  arriba indicada.

La portería era como una cadena de titulares sin suplentes, si no estaba disponible uno entraba otro de los cinco jugadores que, más o menos bien, todos cumplían su cometido. Antonio Cabrera, un buen  portero, aunque tenía algunos fallos en las salidas, que jugó hasta que fue fichado por La Palma del Candado. Varela, que tenía una buena salida y siempre estaba bien colocado le faltaba altura. Joselito paraba muy bién pero se ponía muy nervioso ante los ataques de la delantera. Con Luis de Amelia se contaba alguna vez, aunque no siempre estaba disponible.  Para el entrenador de la época, Juan Calero, el mejor y más completo de todos fue  Eduardo <<el Ruso>>.

En la defensa Adolfito era insustituible como central. Un auténtico atleta que solo  su presencia imponía respeto y temor en la delantera contraria, segurísimo en los cortes y  balones por alto. Un jugador limpio que jamás lesionó al contrario. Sus hermanos Amador y Sebastián no eran como él, dos todoterrenos, pero nada más y  Salvador (el rubio) apenas practicó el fútbol. Resumiendo una saga que no tuvo continuidad en la afición.
Otro defensa, el Crespo, era todo corazón y coraje, válido en cualquiera de los dos extremos. En la izquierda Juan Marcelo, mucha furia, rápido por su banda y buenas entradas.

La línea medular, Manolito Manuel un técnico y buen jugador que abusaba de los regates. Luis de Rita  fue un jugador muy completo, un técnico siempre bien colocado, lo mismo defendía que atacaba, su hermano Francisco suplía su falta de técnica con amor propio. Pepe de la Julia otro gran jugador, muy técnico también, que pasaba el balón a los pies del delantero, quizás con menos fuerza que otro, pero muy trabajador.

Delantera, José Luis Luque (cartero) un extremo derecha rápido, con un gran regate y perfectos  lanzamientos al centro. Niño Rita, fue uno de los mejores jugadores de fútbol local, zurdo que  igual utilizaba las piernas como la cabeza, rápido y con buena cintura para driblar. Terminamos con el extremo izquierda, Juan el Villa, controlaba y se desmarcaba  de la defensa contraria y tiraba bien a puerta.

José María Rodríguez Sánchez, conocido en el mundo futbolístico con el nombre de <<Niño Rita>>, fue otro de los jugadores de nuestro pueblo que ficharon en equipos de mayor prestigio. El Cartaya fue su destino deportivo y en compensación por el fichaje, el nuevo equipo de nuestro mejor jugador, invito al San Miguel a jugar en aquella localidad.



Para terminar, y como estamos en Cartaya, viene al caso descubrir la anécdota ocurrida en aquel encuentro.
Desplazarse el San Miguel a Cartaya era poco menos que ir a jugar la UEFA a Europa. En los desplazamientos, con que el equipo saliese con una hora de antelación del partido era suficiente, en este caso no fue así. En esta ocasión hasta tuvieron que almorzar en el camino.  En estos años, además de Eugenio Pozo, se contrataba el servicio con Transportes Jurado de Pilas, que dicho así parece que estemos hablando de una empresa <<Pulman Bus>>, cuando en realidad eran unos furgones capaz de meter 12 0 15 pasajeros en plan transporte de ganados.
A final de la comida  que sirvieron en <<Casa de los gordos>> de Huelva, el camarero reclamó a José Luis Calero,  hermano del Presi-entrenador, 10 pesetas más que al resto del equipo, a lo que el jugador se negó porque el menú tenía precio cerrado. Después de una acalorada discusión en la que tuvo que intervenir el Presidente, se aclaró que su hermano había pedido de postre cabello de ángel  saltándose el menú contratado. Juan Calero tuvo que dar la cara y también las pesetas para salir airoso del lance.
El mar sabor que dejó el  postre quedó endulzado por el recibimiento que le depararon en Cartaya. Hasta los carteles que anunciaba el encuentro le daban honores inmerecidos con frases y palabras que no coincidían con los méritos de nuestro equipo. << ¡Campeón de Primera Regional de Sevilla! >> Todos coincidieron, pero se callaron, que se refería al equipo de Castilleja de la Cuesta.
Terminado el partido, lógicamente ganaron los locales, todos al <<bus pileño>> y para casa antes que obscurezca. Bueno eso esperaban ellos, pero o contaron con que el vehículo se tomaría su tiempo para recorrer otra vez los kilómetros que ya había realizado en la ida. -¿Qué cuando llegaron? –De madrugá-. Aquí, en la Gasolinera, un establecimiento con servicio de bar de 24 horas, esperaban preocupados e impacientes algunos padres de los expedicionarios.

En el próximo artículo finalizaremos con el relato de los últimos años  de la década de los 70 y nos acercaremos al cincuentenario de la historia del fútbol en Castilleja del Campo.


Historia 032. Castilleja del Campo, martes 14 de abril de 2015