viernes, 16 de octubre de 2020

EL COVID NOS LLEVA NUEVAMENTE A LAS COLAS

 

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa

Tras siete meses de “Covid-19” –“La covid” como dicen otros–, continúa siendo los titulares de la prensa y los noticiarios de cada día. Una pandemia en la que, los primeros 15 días del “Estado de Alarma”, se contagiaban diariamente 7.450 personas en España, número que descendió sensiblemente durante el confinamiento. Extinguido el estado de alarma, en la fase 1 de “La Nueva Normalidad”, los contagios bajaron a unos mil casos diarios. Estos, frente a los más de 11.500 que diariamente se contagian en el país,  está llevando a los gobernantes a endurecer las medidas restrictivas Desde entonces las cifras han ido en aumento hasta alcanzar las magnitudes actuales de más de 921.000 casos en España, de ellos más de 83.000 corresponden a la Comunidad Andaluza. Castilleja del Campo,  libre del coronavirus hasta le fecha, cuenta ya con un vecino positivo en la prueba PCR.

Ante este  caso activo, el Ayuntamiento local realiza un llamamiento a la prudencia de todos los vecinos y vecinas para que extremen las recomendaciones de seguridad: uso de la mascarilla, distanciamiento social y lavado frecuente de manos. El Consistorio, por su parte, intensificará la desinfección de las zonas más frecuentadas por la población, los edificios públicos y procederá a la desinfección general de calles y plazas.

En este sentido debemos tomar este caso –desde Cronista de la villa esperamos una rápida recuperación–, como un toque de atención a la responsabilidad ciudadana puesto que, con tan solo 3 personas activas, nuestro pueblo entraría en el ranquin de las localidades en alarma al superar el límite de 500 contagiados por cada 100.000 habitantes.

La pandemia de este suspendido bisiesto 2020 no ha dejado títeres con cabeza referente a celebraciones y conmemoraciones, encuentros y tradiciones; ferias, cines, teatros, fútbol, etc. En resumen todo tipo de espectáculo. Esto, acompañado del cierre de muchos negocios, como la hostelería que desde el “estado de alarma” no levanta cabeza, está dejando la tasa más alta de parados de los últimos 40 años.   Pero lo peor es que se cuentan por millares las familias que están pasando necesidades y restricciones por falta de ingresos. Hay personas que se pasan el día en la calle, aguantando largas colas en comedores sociales, religiosos y bancos de alimentos, en busca de lo más básico para el sustento familiar.

Hablando de colas, ya nos estamos acostumbrando a las colas de la “nueva normalidad”.  Estamos volviendo otra vez a hacer cola para todo, las colas del “covid”. La pandemia del coronavirus nos ha llevado, nuevamente, hacer las vergonzantes colas de la paciencia que se vivieron y se repiten en todas las guerras. Como aquellas colas de cartillas de racionamiento en la España de 1939 a 1952, cuarenta años después, las colas de la “Expo-92” –estas fueron diferentes–. Y en 2008-2014 las largas colas del paro por la crisis del estallido de la burbuja inmobiliaria. En la actualidad, nuevamente  nos vemos obligados a formar cola para entrar en los bancos, en los comercios, en las tiendas, en las farmacias, en los colegios etc. Colas para comprar el pan, frutas y verduras, carnes y pescados… Colas de espera, aquí y allá, a la intemperie, aguantando estoicamente la canícula estival y el inmisericorde otoño e invierno de viento,  frio y  lluvia que está por llegar. Colas para realizar  cualquier gestión pública o administrativa, como las colas de los ERTES ante  el INEN. Colas para entrar en los centros sanitarios y hospitalarios, si no es una urgencia. Para finalizar, también tenemos que guardar largas colas para que nos  realicen el PCR. Colas y más colas, reinventadas e impuesta por la pandemia del covid-19. Colas de la desesperación… ¿Quién es el último?

Opinión del Cronista 047. Castilleja del Campo, viernes 16 de octubre de 2020