martes, 18 de marzo de 2025

EN LA SEGUNDA MITAD DE 1997

 

Por Juan C. Luque Varela, Cronista oficial de la Villa 

La conmemoración de los XXV años de Hermandad nos trae recuerdos de un pasado que, aunque no muy lejano, se agradece desempolvarlo. Como los acontecimientos ocurridos en la segunda mitad de 1997. 

Entre al verano y el otoño de aquel año se ejecutaron las obras en la iglesia y la organización de las populares fiestas patronales entró en decadencia.

Por otro lado, la junta o comisión llamada  de “la hermandad” o de “Festejos”, que desde 1982 estuvo vigente durante 14 años, se disolvió una vez finalizadas las fiestas de 1986. El recordado Manuel Monge Luque, responsable de aquella junta, se reunió con este que suscribe, Juan C. Luque, para que buscara algunas personas y le ayudáramos a organizar las fiestas de 1997.
En esa fecha y a la vista de la decadencia del equipo que había estado organizando las fiestas patronales hasta el año anterior,  un pequeño grupo de personas, independiente de los anteriores, alarmados de que se rompiera otra vez la tradición de celebrar las populares Fiestas Patronales, acuerdan colaborar con  Manuel Monje y organizar las fiestas  de aquel año, con  el compromiso de convocar una asamblea general con  todos los vecinos de Castilleja del Campo. 

Este grupo, que desde julio estaba trabajando en la redacción de las reglas, formalizaron una Comisión Gestora para solicitar la legalización de la que sería Hermandad del Santísimo Sacramento, San Miguel Arcángel y Ntra. Sra. del Buen Suceso. Este sería el futuro para la continuidad de las Fiestas Patronales, puesto que si estuvo viva hasta 1996, no deberíamos permitir que otra vez desapareciera, después de los últimos treinta y cinco años continuados y más de un siglo de referencia. 



Volviendo al templo parroquial, vamos a rememorar la obra que sufrió entre los meses de julio a diciembre siendo párroco D. Ángel Antonio Failde Rodríguez: la restauración más importante de las realizadas en el siglo XX.
Un proyecto cuyo presupuesto ascendió a 13 millones de pesetas, de las que 4.700.000 fueron aportadas por el arzobispado y el resto se consiguió gracias a las donaciones de los vecinos, rifas, la aportación del Ayuntamiento local y un crédito bancario.  

Se procedió al levantamiento total de la cubierta de tejas en toda la nave, capilla Mayor y Sagrario; capilla bautismal, sacristía y cuarto almacén. La capilla del Buen Suceso, que no fue afectada por la obra al presentar buen estado de conservación, sirvió de depósito para algunas imágenes y enseres de culto.

En las cartelas metálicas, fijadas al zuncho en 1947, va soldada una estructura metálica, conformada por cerchas unidas con vigas y correas. Armadura que soporta un bajo-techo de rasillones y, sobre este, la cubierta de tejas. Este sistema, a la vez que da aislamiento, evita el peso de la cubierta sobre el artesonado. Obra  profesionalmente ejecutada por la empresa de montaje de Jesús Delgado. Este, al igual que Eloy Delgado el encargado de la obra, fueron miembros de la Comisión de Fiestas entre 1982 y 1996.


La torre campanario fue sometida a una restauración integral en su exterior: reponiendo los paños de cerámica del chapitel y los remates decorativos que faltaban o estaban deteriorados por las inclemencias del tiempo y el paso de los años.
Hasta la veleta de 1761 llegó la restauración. Una pieza formada por la figura del Arcángel San Miguel pisando una serpiente que hace las veces de flecha para la indicación de los vientos. Una vez desmontada y depositada en el taller de Miguel Luque, este procedió a su restauración, reponiendo las piezas deterioradas y adaptando un nuevo sistema de la rotación sobre el eje. 

Se picaron los  muros de la torre y todos los del edificio. Una vez  enfoscados y enlucidos, se procedió a pintar toda la iglesia, recuperando su tradicional combinación de colores: blanco y rojo teja.

El artesonado del siglo XVIII también fue restaurado en las partes afectadas por las lluvias y filtraciones.
El encalado y pintado del interior así como la limpieza hecha en profundidad, hizo resaltar la nueva  puerta del cuarto de los pasos. Una cancela de dos hojas y remate superior de medio punto, copia fiel de las existentes en las capillas del Sagrario y Bautismo. Fabricada en madera y conformada por palillería torneada, fue otra obra realizada de forma gratuita, por Miguel Luque Rodríguez.


Este era el panorama que presentaba la iglesia para la celebración de las Fiestas Patronales.
Durante los seis meses de la restauración, los oficios religiosos se trasladaron al salón parroquial y los cultos de las fiestas se celebraron en el porche de la iglesia. El domingo 21 de diciembre se ofició la última misa en el salón, y el día 24, para celebrar la  Nochebuena, la Misa del Gallo se dijo en el templo ya restaurado y terminado.
Durante  la obra, la mayoría de los enseres, así como la Virgen de los Dolores y la del Rosario, se custodiaron en la casa de Dª. Isabela Reinoso, madre de Diego y Gonzalo. Otras Imágenes de menor tamaño se distribuyeron por otras casas del pueblo. Las demás imágenes quedaron, como anteriormente se ha dicho, en la capilla del Buen Suceso cuyo acceso fue sellado.
                                                                    

El domingo 22 de febrero de 1998, según documenta el acta adjunta, el Arzobispo de Sevilla, monseñor D. Carlos Amigo Vallejo, bendijo la parroquia tras la reciente finalización de las obras, oficiando una solemne misa de acción de gracias cantada por  Coral Polifónica de la Catedral de Sevilla, que intervino en el acto gracias a las gestiones de Maribel Cuevas Fernández, componente por aquellos años de la citada Coral Polifónica.  

Historia 089. Castilleja del Campo, martes 18 de marzo de 2025